El hombre más listo de esta
ciudad, el salva patrias -¡hostias qué peligro!-,
comprometido siempre a llevarnos hacia futuros campos del
Edén, tornasolados de bienestar y libertad, sale ahora
diciendo que las personas que le quieren le han recomendado
que tenga cuidado con lo que habla… El hombre más
inteligente de esta tierra -Aróstegui dixit- nos ha
dicho por escrito que sus mejores amigos lo han advertido de
la siguiente manera: “¡Juan Luis, ten cuidado!”. Deja ya de
exponerte como defensor de esas criaturas que perdieron la
vida buscando una mejor, mientras a ti se te iba gran parte
de la tuya en el envite. Pues conocido es que, por ser tú
tan buen hombre, los sentimientos se te desbordan hasta el
extremo de no medir bien tus palabras.
El azote de todos los delegados del Gobierno desde que llegó
Manolo Peláez, primer delegado de la democracia, ha
tenido a bien enterarnos de lo malo que son los gobernantes.
Que son tan poderosos como capaces de hacerles un roto a
quien se atreva a causarles problemas. El azote de muchas
personas que no te hayan caído bien o no te hayan bailado el
agua, Juan Luis, lo has sido y lo sigues siendo tú. Así que
a buenas horas, mangas verdes se te ocurre propalar que el
Poder te puede fulminar en cualquier momento.
A cuento de qué viene, secretario general de CCOO, concejal
del Ayuntamiento, director de Instituto, asesor de nuestro
alcalde, urdidor de pactos malintencionados, dirigente de
Caballas, etcétera, el que hayas decidido propagar en estos
momentos que los políticos vapuleados son como los
boxeadores golpeados: el doble de peligrosos. Práctica que a
ti nunca te fue ajena.
Incluso tratas de hacernos creer que por hacer uso de tu
libertad de expresión, en la democracia de medio pelo que
tenemos, estás expuesto a que tus familiares nunca puedan
disfrutar de un empleo. Nos alerta de que la defensa cerrada
que has hecho de quienes perdieron la vida el 6 de febrero,
cuando trataban de entrar nadando en Ceuta, te ha convertido
en una víctima del Gobierno.
Situación que ha generado, según nos cuenta tú, Juan Luis,
miedo entre las muchas personas que te quieren y que nunca
se cansan de dar gracias a Dios por haberte conocido y poder
disfrutar de tu amistad. Personas que no se han cortado lo
más mínimo en recomendarte: “¡Juan Luis, ten cuidado!”.
¡Ten cuidado, Juan Luis! Sí; ¡ten cuidado porque tú siempre
has alardeado de que la política es el arte de impedir que
la gente se meta en lo que sí le importa! Y, claro, resulta
que tú, que formas parte de un posible pacto, entre
bastidores, con nuestro alcalde y un empresario, los has
puesto en un brete con las declaraciones furibundas que
hiciste a escala nacional contra el delegado del Gobierno,
el director general de la Guardia Civil y el Ministro del
Interior. Grave error, Juan Luis: porque te metiste, por mor
de un deseo evidente de figurar a todos los niveles, en
arenas movedizas. Quizá confiado en que, como cada año te
citan en ‘El Mundo’ como una de las personas más influyentes
de la ciudad, podías poner al Gobierno de la Nación entre
las cuerdas. Con declaraciones que avergonzaron a mucha
gente. Debido a tu insaciable deseo de notoriedad, tu falsa
modestia y tu engañosa bonhomía. Lo que hizo preguntar al
ministro por ti. Y le dijeron que eras el principal asesor
de nuestro alcalde. Y se armó la marimorena. Y a ti, Juan
Luis, lo que te preocupa, según he leído, es que no te
permitan seguir colocando a dedo a los tuyos. Sigues siendo
el más inteligente. Uf.
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