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OPINIÓN - MARTES, 4 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Felonía cometida en 2009
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fui espectador televisivo de la entrevista que le hizo Jordi Évole a Pedro J. Ramírez, ex director de El Mundo, el domingo pasado. Y la pregunta final, o la antepenúltima, que para el caso es lo mismo, trató sobre el vídeo sexual que le grabaron al célebre periodista. Vídeo presentado, en su momento, como si fuera el mayor espectáculo del mundo.

Pedro J. Ramírez respondió así: “Siempre he considerado que esto del sexo es una tontería… Porque es inútil pretender hundirle la vida a alguien con algo de estas características… Pero hay, además, una sentencia del Tribunal Supremo al respecto. Y hay condenados”. Y hasta se permitió el lujo de reírse de sí mismo contando la siguiente anécdota: “Recuerdo lo que les dije entonces a todos los componentes de la Redacción del periódico: os prometo que a partir de ahora miraré siempre dentro del armario”.

Ante semejante respuesta, de quien en su día sufrió el escándalo que le organizaron mediante un vídeo sexual grabado y exhibido por doquier, me acordé de que hoy martes Pedro Gordillo deberá comparecer en una vista oral. Que se va a celebrar en la Sala Sexta de la Audiencia de Cádiz en Ceuta.

Una vista oral reclamada por la acusación particular con el fin de que juzguen a PG por un presunto delito de abuso sexual cometido en 2009. Siendo la denunciante Sineb Ahmed. Denuncia que fue desestimada por el Ministerio Fiscal en su día. Al calificar el asunto como una relación consentida entre personas adultas.

Pedro Gordillo, lo he dicho hasta la saciedad, cometió un único error: el que suelen cometer muchos hombres, de toda clase y condición; pensar con la bragueta antes que con la cabeza. Y aturdido por semejante deriva natural no cayó en la cuenta de que estaba siendo acechado por compañeros (!) que ansiaban darle matarile político desde hacía ya mucho tiempo.

En román paladino: la trampa que le tendieron a Gordillo fue una cabronada. Acción propia de personas cobardes. De individuos carentes de escrúpulos y capaces de todo con tal de quitarse de en medio a alguien cuya forma de ser les desagradaba en todos los sentidos. Amén de impedirles maniobrar a su antojo.

Quien escribe, mucho antes de lo ocurrido, es decir, de la grabación de la tan aireada felación –por cierto, mucho arrojo le supongo yo a PG por exponer sus partes pudendas a una posible venganza de alguien que no quería pasar por tal trance, sin que mediara ningún tipo de amenaza física-, no tuvo el menor inconveniente en comunicarle al entonces todopoderoso vicepresidente que se anduviera con mucho cuidado porque los había dispuestos a darle la puñalada trapera. Que la traición la tenía en los talones. Pero Gordillo vivía en su mundo y no quería admitir que sus días en el Gobierno estaban contados. Por que así lo querían ciertos felones.

Transcurridos cuatro años de aquella vileza, de aquella traición cometida contra una persona a la que además se encargaron de perseguir sañudamente y de vejarla hasta límites insospechados, ésta se ve obligada a sentarse en un banquillo para ver si es posible denigrarla aún más. Con el único fin de sambenitarla, nuevamente. Con el único propósito de ponerla en evidencia. De hacer público un apetito carnal consentido, según el fiscal, yaciendo con mujer. Como si el hecho fuera el peor de los pecados capitales.

El peor de los pecados capitales es ser cobarde. Traidor. Hipócrita. Ruin… Y arruinar la vida de otra persona para seguir medrando sin control ni miramiento.
 

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