Menos mal a que, en este ambiente
de tensión, por los de fuera y por lo que pasa dentro de la
propia Ceuta, la llegada de los carnavales atempera un poco
los ánimos de los que están en el poder y de los que quieren
llegar, algún día, a él.
Y es que, aunque la invasión de los del centro de África no
remite, a pesar de ello, el concurso de las chirigotas,
comparsas y demás ha hecho que buena parte se olvide de que,
a cualquier hora, a Ceuta le puede caer la misma “tarta” que
ya le ha caído a Melilla.
Buen ambiente en el patio de butacas, ahora ya lejos del
Instituto Siete Colinas, con animación, bailes, así como con
la forma de corear cada una de las interpretaciones.
Y el buen ambiente no se resquebrajó, ni siquiera, en las
clasificaciones finales, en las que “Aquí sale Toriski”, con
casi 700 votos se alzaba con el primer premio de chirigotas.
Muy buena puntuación, también, 733 puntos para “Santa
Catalina” en comparsas, lo que le recompensa el trabajo de
muchos meses, buscando simplemente esto, estar en cabeza y
con una gran ventaja sobre “La banda de la bala perdía”.
Por atraer, al Auditorio del Revellín, atrajo incluso a
alguno de esos que más se quejan de todo, salvo de las
subvenciones a los sindicatos, y aunque parezca extraño,
hasta el concejal de Caballas, el hombre de las CCOO, Juan
Luis Aróstegui, se dio cita en esta “romería”. Hay tiempo
para todo.
Estaría bueno que, a estas horas, el personaje que no le
pone buena cara a nadie, ese del rostro “avinagrao” se
decantara por ser carnavalero mayor de Ceuta. Cosas más
extrañas se han visto.
Y aunque las fiestas son las fiestas y aunque en esas
fiestas parecen hermanarse muchas cosas, al volver a la
realidad diaria, la situación cambia un poco y por ello no
es extraño que, yendo por el camino de la sensatez, vuelvan
a aparecer asuntos que parecían olvidados o trasnochados ya,
pero que buen cuidado, con los carnavales y todo, ha tenido
José Antonio Carracao de sacar a colación el asunto de los
empleados de las Brigadas Verdes.
Carracao que suele estar siempre en su sitio, guste o no
guste, a propios y a extraños, que no pone una cara por
delante y otra por detrás, ha denunciado la falta de tacto
del Ejecutivo del PP en Ceuta con muchos trabajadores, y por
tanto, con sus familias. En una situación muy clara, pero
muy firme, desde el secretario general del PSOE se dice que
“no vamos a aceptar ni un vaivén más y exigimos al Gobierno
que aclare la situación”, y no contento con esto le dice muy
claramente al Gobierno de la Ciudad que “se están riendo
tanto de los trabajadores como de la oposición”.
Habría que matizarle a José Antonio Carracao, que si es que
se están riendo de alguien será de ellos, de los del PSOE,
porque el otro grupo, que debiera ser, también, oposición,
hoy por hoy está más metido en lo que es el Gobierno, que
muchos del propio Gobierno.
Hay, pues, dos perspectivas muy contrapuestas, en estos
días, una la del jolgorio, la francachela, la juerga y todo
lo que ronda la andanza carnavalesca, mientras que la otra
está en la parte seria, en esa parte del “pan nuestro de
cada día” que se viene negando o retrasando,
incomprensiblemente, a algunos, sin saber por qué.
Y como telón de fondo, aunque sea desde el corazón de África
hasta la misma frontera, la amenaza de unas gentes que, con
la ley o sin ella, tratan de entrar en nuestro territorio.
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