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OPINIÓN - SÁBADO, 1 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mabel Deu es aplaudida
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Qué puedo decir yo de ella que no haya dicho ya. Pero dado que a mí me agrada sobremanera redoblar el tambor, es decir, repetirme, no tengo el menor inconveniente en mostrarme insistente al respecto. Y a fe que lo hago con sumo gusto.

Hace muchos años que vengo tratando a la señora Deu. Muchos. Y debo confesar que jamás se le ha ocurrido expresar ni enfado latente ni hablado cuando se ha cruzado conmigo en días donde tanto ella como sus compañeros de Gobierno habían recibido críticas adversas por mi parte.

Debo airear, porque es de justicia, que ni siquiera se ha permitido torcerme el gesto al hallarnos en cualquier sitio ni mucho menos hacerse la distraída para negarme el saludo o la palabra. Y hasta me consta que hubo un tiempo en que siendo yo perseguido por una jauría de mastines, adiestrados por perreros cobardes, ella tuvo arrestos suficientes para no comulgar con semejante desenfreno.

Aun así, nunca me ha temblado el pulso a la hora de opinar negativamente acerca de cualquier decisión tomada por la consejera de Educación, Cultura y Mujer, que a mí me pareciera no estar sujeta a razón. Y más aún: a veces he sido yo el que he procurado darle un regate a su presencia con el fin de que mi simpatía por ella no influyera a la hora de enjuiciar su labor como política.

La última vez que me referí a Mabel Deu fue el domingo pasado en la miscelánea semanal. Para propagar que la consejera siempre tiene una palabra amable para quienes no somos bien visto por el poder o pasamos por momentos delicados en cualquier aspecto. Ella es así. Y ojalá que no cambie esa forma de ser que tanto apreciamos quienes la conocemos.

Por conocerla, y recibir por parte de la señora Deu la atención debida, es por lo que Tarik Mizzian, convertido en representante de los numerosos parados que suelen apostarse frente al edificio municipal, decidió ayer, junto con los que claman por un empleo, aplaudir a la consejera de Educación, Cultura y Mujer, en la sala destinada a las sesiones plenarias.

Atención extraordinaria, según he podido leer en este medio, la tenida por TM hacia una mujer a la que no se le caen los anillos por acercarse cada dos por tres al grupo de parados para interesarse por sus problemas. Es lo que haría el buen empresario, verbigracia, que imposibilitado de pagar lo justo a sus empleados, tiene al menos el detalle de charlar con ellos y agradecerles los sacrificios que hacen y el buen hacer de su laborar.

Los aplausos de los parados a Mabel Deu parece ser que le olieron a cuerno quemado a nuestro alcalde. Alcalde siempre receloso de que sus consejeros destaquen en algún momento. Los aplausos a la señora Deu, merecidos, muy merecidos, como destacó TM, representante de los parados que se suelen apostar frente el edificio municipal, causaron desazón en Juan Vivas.

Un Vivas acostumbrado, hasta hace años, a pasear la calle entre vítores y aplausos de una concurrencia que ansiaba tocarlo como si el rozar sus ropas o estrecharle la mano tuvieran poderes curativos. Y todavía los hay que siguen convencidos de que el pueblo es sabio.

En suma: que me ha sentado la mar de bien que Mabel Deu, consejera de Educación, Cultura y Mujer, haya recibido el homenaje de los aplausos de los parados. Aunque, por estimarla, pediré por ella… Pues un Vivas desconfiado es peligroso.
 

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