El delegado del Gobierno en Ceuta,
Francisco Antonio González Pérez ha hablado muy claro para
quien le quisiera escuchar con un mensaje que no admite
dudas: “En España se protegen las fronteras para que en el
norte estén cómodos”. Nadie de aquí pone en duda este axioma
que González Pérez ha elevado a la categoría de verdad
absoluta ante los ataques injustos y desorientados de la
comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, que ha
querido pontificar desde la lejanía sobre un territorio y
una frontera que desconoce. “Un país que lo único que hace
es contribuir precisamente -como ha dicho el delegado del
Gobierno-, a que los del norte (como la propia comisaria
europea de Interior), estén cómodos, mientras nosotros aquí
hacemos el trabajo de la protección de las fronteras
europeas”.
Desde la perspectiva de la lejanía, cuando no de la
ignorancia, no se debe pontificar con tanta contundencia
como ha hecho la política sueca, que si se mostraba tan
“preocupada” por la intervención de la Guardia Civil,
debería desplazarse a Ceuta a la mayor urgencia, en vez de
enviar mensajes de repulsa y manifestaciones
descontextualizadas. Como la ignorancia es muy atrevida, la
señora Malmström, en su condición de representante
institucional de la Unión Europea, debió ser mucho más
comedida y mostrar la prudencia que es exigible a una
personalidad de su categoría, como para no desbarrar con
manifestaciones desorientadas.
La perspectiva fronteriza del norte es obvio que no equivale
a la que se tiene en el sur. Ver los toros desde la barrera
supone visualizar una situación bien distinta a estar
delante del morlaco. Para opinar, hay que bajar a la arena y
una vez allí se precisa coger al toro por los cuernos y no
hacerse la sueca.
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