Las trapisondas de Juan Vivas, sus
enredos y esos intentos de engañar, parecen convertirse en
algo consustancial a su forma de entender la política. Ayer,
en el Pleno hizo alarde de su penúltima cabriola que con
mucha agudeza descubrió el portavoz socialista, José Antonio
Carracao, al atribuirle que le había metido un gol, haciendo
uso del término futbolístico para recurrir al símil
balompédico por la moción de urgencia que introdujo Juan
Vivas “disfrazada” de estar relacionada con las dos
propuestas sobre inmigración de la oposición que fueron
rechazadas por el Partido Popular, cuando en realidad nada
tenían que ver. La moción “popular” puede entenderse desde
el punto de vista del hecho fronterizo pero nunca sobre
inmigración cuando se hablaba de “ladrillo”, de crear un
Plan de Vivienda, de “cirugía urbanística”, de solucionar la
problemática del Polígono del Tarajal, de la carretera que
va a la frontera y de las barriadas Príncipe Felipe,
Príncipe Alfonso y la Almadraba. En ese “puzzle” introdujo
Juan Vivas su moción de “inmigración”, cuando en realidad se
hablaba de infraestructuras, a las que desde hace tiempo se
le vienen dando vueltas y más vueltas, como si fueran un
pollo en el asador.
José Antonio Carracao, al que se le ha considerado bisoño,
tuvo la habilidad de desenmascarar a Juan Vivas en el Pleno.
Y lo hizo con agudeza y sutileza, diciéndole qué en nada
tenía que ver la propuesta del Partido Popular con el apoyo
a la Guardia Civil, al material que utilizan o al protocolo
de actuación que ha de establecerse en la frontera del
Tarajal. Desviar la atención hacia esos macroproyectos que
nunca se realizan, es lo más fácil cuando el ambiente está
que arde por la tragedia del pasado día 6 de febrero.
¿Cuántos planes integrales para el Príncipe hemos escuchado?
De película.
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