Muchas de las quejas que se reciben en materia de salud
mental ponen de manifiesto, básicamente, un desacuerdo del
paciente o de sus familiares con las decisiones clínicas
adoptadas, al margen de consideraciones científicas, lo que
deja poco campo para la intervención de esta Institución.
También se advierte, año tras año, sobre la necesidad de
regular la especialidad de psiquiatría de la infancia y la
adolescencia. La carencia de profesionales especializados en
este campo se ha puesto de manifiesto en el caso de un niño
de Ceuta, cuyo cuadro psicológico desembocó en un intento de
suicidio. Tras ser atendido por las graves secuelas físicas
y psíquicas producidas, al regreso a su domicilio la familia
tuvo que acudir a centros privados para recibir el
seguimiento psicoterapéutico prescrito.
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