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OPINIÓN - MARTES, 25 DE FEBRERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los viajes a Madrid
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Es cosa bien sabida, hasta por los menos espabilados del lugar, que nuestro alcalde y el de Melilla se lo montan de lujo cada vez que les sale a ellos de sus dídimos. En cuanto se les apetece darse una vuelta por la península se inventan una reunión y allá que viajan para encontrarse bien en la Costa del Sol o en los madriles. Málaga y Madrid son las capitales elegidas por ambos para dejar bien sentado que España es la razón de su vivir. Del vivir de ellos.

Nuestro alcalde, según tengo entendido, es de los que suelen aprovechar más que bien su estancia en la capital del reino. Vaya solo o formando pareja con Juan José Imbroda. Cuando va sin pareja, es decir, sin el alcalde melillense, lo primero que hace, parece ser, es pedir a quien corresponde que le prepare una lista de espectáculos coincidentes con sus días en el foro.

Espectáculos que pueden ser teatrales, estrenos de películas atractivas, salas de esparcimientos nocturnos y, sobre todo, lo primordial es que el Madrid juegue en el Bernabéu. Esa es, sin duda alguna, la guinda de tan apetitoso pastel. Poder departir con Florentino Pérez aunque sean unos segundos y hasta degustar los canapés variados en la antesala del palco.

Y, posiblemente, esa tarea corresponda a Antonio García Gaona. Quien, solícito como siempre, le enumera en una cuartilla todos los acontecimientos a los que puede acceder. Lo que apenas le supone dificultad alguna a mí apreciado Antonio: puesto que se sabe de memoria los gustos de nuestro alcalde. Ya que él y Vivas llevan ya la tira de tiempo laborando juntos y están más compenetrados que Sergio Rodríguez y Marcus Slaughter. El primero le asiste y el segundo mete el balón en la canasta de manera prodigiosa.

Nuestro alcalde, cuando estás líneas vean la luz, ya se habrá entrevistado con Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, para hablar de equilibrio presupuestario y de estabilidad financiera, y hasta se habrá permitido decirnos que viene colmado de satisfacción por lo mucho que el ministro quiere a Ceuta y a los ceutíes. Algo que ha evidenciado al ponerme al tanto de que arde en deseos de visitar la ciudad en cuanto sus obligaciones se lo permitan. Así es nuestro alcalde.

Incluso no me sorprendería lo más mínimo que nuestro alcalde nos dijera que el ministro Montoro, enterado de lo que bien que se le dan los hermanamientos, en los que además Vivas ha ganado fama de ser el más grande recitador actual de esa especie de juegos florales redivivos por él, lo ha instado a que haga todo lo posible por hermanar Ceuta con Cambil: pueblo donde nacieron a Montoro. Un pueblo de Jaén. Lugar de encrucijadas. Con peso e historia suficientes para que nuestro alcalde luzca sus enormes habilidades como cantor de las aguas cristalinas que al final van a morir al mar de los deseos… Y, naturalmente, para que destaque la singular gastronomía de la tierra y acabe comparándola con la carne de monte que se ha venido sirviendo en un restaurante de Ceuta.

Que todo es posible cuando a nuestro alcalde se le calienta la boca declamando y termina yéndose por los cerros de Úbeda. Por cierto: entre Úbeda y Cambil hay nada y menos. Una hora de viaje. De modo que nuestro alcalde podría muy bien aprovechar la ocasión para hermanarnos también con la tierra de Antonio Muñoz Molina. Y seguro que el enorme escritor daría lo que no hay en los escritos por presenciar la actuación de Juan Vivas. Eso sí, previo pago del viaje desde Nueva York. Nada que no pueda solucionar mi estimado Antonio García Gaona.
 

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