La preocupación de los vecinos del
edificio Primavera por la oleada de incendios que vienen
sufriendo en sus garajes es lógica. Su exigencia a las
autoridades para que velen por su seguridad y den cuanto
antes con el culpables o culpables de los mismos, también.
No obstante es absolutamente imposible poner un policía para
el control y vigilancia de los diferentes aparcamientos de
nuestra ciudad. Por ello, sería más prudente, previsor y
razonable, que las Comunidades de Vecinos acometan una
iniciativa que es mucho más práctica: la instalación de
cámaras de vigilancia en los puntos estratégicos de los
garajes para facilitar el trabajo policial de identificación
de delincuentes y así evitar la impunidad con la que se
prodigan éstos, al sentirse con libertad para protagonizar
sus fechorías valiéndose del anonimato y la cobardía de
actuar por sorpresa.
Los incendios provocados, acto delictivo por sí mismo,
entrañan un factor preocupante: el atentado que supone para
la vida de las personas que habitan los edificios
siniestrados, por afectar en ocasiones a la propia
estructura de los mismos y, en general, a la posible
intoxicación por humo que pueden generar. Unas conductas
deleznables que se ocultan en la siniestra actuación de
quienes, llevados de sus malos instintos, provocan estos
incendios con aviesas intenciones.
No siempre la intervención policial puede detectar la
autoría de los mismos. Por ello apuntamos a las cámaras de
vigilancia como forma de prevenir este delito. La
colaboración ciudadana detectando quién entra o sale,
conocido o no, de un garaje, o quien tiene disponibilidad de
acceso al mismo, también ayuda a identificar a los
sospechosos al igual que el objeto de sus pirómanas
actuaciones. Todos los datos ayudan.
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