El pasado 11 de febrero, en Jerez
de la Frontera (Cádiz), fallecía a los 66 años de edad
victima de una grave enfermedad, mi buen amigo el
intelectual e insigne poeta, Domingo F. Failde. Con el que
compartí poemas a la luz de la luna y de las estrellas a
orillas de la Bahía de Algeciras o, en las noches de verano
en los patios de sus dos últimas moradas residenciales en
Algeciras, tanto en el Barrio de San Isidro, como en la
Fuente Nueva frente a la iglesia de los Salesianos. Y en
otros lugares más dependiendo hora, estación y época (Casino
de Algeciras, Cafetería Cabsy’s, Las Duelas…).
También compartimos reuniones y tertulias literarias junto a
otros elegidos poetas. Como fue la de hace aproximadamente
una década, la que titulamos ‘Poetas del Estrecho’, que
estaba configurada por él, Dolors Alberola, Juan Emilio Ríos
Vera, Carmen Sánchez, José Luis Tobalina (q.e.p.d.), Paloma
Fernández Gomá, servidor y varios adosados ocasionales...
Encuentros que comenzamos a celebrar en la tetería ‘4 Gatos’
sita en la travesía de la calle Regino Martínez (Ancha) y,
posteriormente en el salón superior de la céntrica cafetería
Mercedes de la Plaza Alta.
La otra tertulia, no tan exclusiva para poetas como la
anterior, fue la semanal republicana, que celebrábamos en la
librería ‘El Libro Técnico’ de la calle Alfonso XI
(Convento). Pero lamentablemente pronto dejó de originar
interés tanto para Domingo, Dolors y para mí, porque el
espíritu de la misma se fue al garete, en los segundos
compases de su puesta en marcha, al masificarse y ser
contaminada. Motivando dichas adversas circunstancias y
otras más contra el espíritu de su creación, que pronto nos
difumináramos escalonadamente cada cual por su sitio: los
sonajeros y panderetas del poder a la sombra del mismo y,
los libres pensadores, como ellos dos y servidor, a nuestro
aire.
Aunque, de esos encuentros literarios y de otros anteriores
y posteriores… lógicamente me quedé con lo positivo de los
mismos. Siendo uno de ellos, el convencimiento definitivo de
que, caminando en solitario por los mundos culturales,
artísticos, literarios o periodísticos… me proporcionan
satisfacciones no al alcance de la mediocridad humana; a
pesar de las trabas, sabotajes y censuras de todo tipo
recibidas por parte de los miserables tentáculos políticos y
sus sabandijas. Por ello, hoy estoy totalmente alejado de
los cociditos que se condimentan, no por el bien de la
Cultura, sino por otros intereses mezquinos y ególatras de
los figurinistas…
Lo último anterior viene a colación, porque Domingo estaba
totalmente en contra de esos ciertos elementos, a los que
nada más calarlos, no les daba cancha alguna. Porque la
Literatura y Cultura estaban para él por encima de cualquier
otro interés. Siendo uno de los primeros en afrontar muy a
su forma dicha deformaciones o prostituciones. Por lo que,
educadamente sin hacer ruido, ignoraba al más pintado de
esas discordantes cucamonas farsantes.
Domingo nació en Linares (Jaén), fue Licenciado de Filosofía
y Letras, habiendo ejercido como docente, entre otros
centros, en el colegio privado de Los Pinos de Algeciras.
Persona que caló hondo en mí, igual que otros de igual o
parecido tranco personal y literario, como lo fueron en su
día, Juan Gómez Macías y Juan José Téllez. Ya que, cuando
regresé a esta mí querida tierra del Campo de Gibraltar,
después de más de tres décadas ausente, fueron cada uno de
ellos en diferentes parcelas buenos referentes para mí.
En estos días, recuerdo asuntos que viví intensamente con
Domingo, como fue su ruptura matrimonial con su primera
esposa. Encontrándome, en aquellos complicados momentos,
entre dos aguas capeando el temporal como pude...
Acordándome de otro hecho más agradable, como fue el
almuerzo que realizamos en los talleres del artista
ceramista José Luis Villar (q.e.p.d.). Asistiendo, entre
otros, el propietario del ‘El Libro Técnico’, así como el
decano de los periodistas del Campo de Gibraltar, Paco
Prieto ‘Pacopi’. Siendo aquel encuentro sonado para
nosotros, porque terminamos entonando el ‘Asturias patria
querida’ y otros cánticos. Conservando un reportaje
fotográfico que hice con mucha guasa y arte, porque José
Luis Villar nos contagió con su gracia, don y saber estar.
Domingo fue un escritor y poeta con una textura expresiva
para paladares exquisitos. Habiendo dejado como herencia
para generaciones venideras sus numerosas obras impresas y
en formato digital. Las que si son visitadas, es el mejor
reconocimiento que le podemos hacer al gran poeta andaluz y
amigo. Que es lo que he hecho con los libros… que me dedicó.
Estando vivo en mí y en mis obras, al ser mucho más lo que
nos unió, que lo que nos separó cuando se fue a Jerez. Hasta
el punto, que fue el autor del prólogo ‘Genio y figura’ de
mi poemario ‘Cuando respira el mar’…
|