No podía ser de otra forma la
actuación de Juan Luis Aróstegui, tras la concentración del
pasado jueves, en la Plaza de los Reyes.
Antes de nada hay que resaltar que la asistencia fue muy
corta y que gracias a los “residentes del CETI” que se
acercaron al centro de Ceuta, que si no hubieran estado casi
solos Juan Luis Aróstegui, Mohamed Alí, los medios de
comunicación – que tenían que cubrir la información-, algún
sindicalista de los que no tuvieran que hacer, una docena de
curiosos y poco más.
Porque, hoy por hoy, la gente no se deja camelar con
palabras huecas y cualquiera de Ceuta, Algeciras, La Coruña
o Alicante, lamenta la tragedia de 15 fallecidos sean
subsaharianos, noruegos o venezolanos, pero lo que no hace
la gente, ya, es salir a pedir lo que al “Oráculo de Delfos”,
alias Aróstegui, se le ocurra reclamar.
Y es que un personaje que intenta estar en todo, pero sin
ser útil en nada, no puede ser ni la voz del pueblo, ni el
estandarte al que haya que seguir, porque él, que se las da
de tanto interés por los que necesitan ayuda, muy poco ha
hecho o está haciendo por las personas que llevan semanas y
semanas a la puerta del Ayuntamiento. Juan Luis Aróstegui es
un fracasado en el mundo de la política y se lo acaba de
demostrar el personal, no acudiendo a la manifestación de la
Plaza de los Reyes, el jueves por la tarde.
Demagogia pura y burda es lo que trataban de hacer los
Aróstegui, Alí y otras dos docenas de sindicalistas y
seguidores de esos partidos a los que no votan ni los
familiares de los que van en las listas cuando llegan unas
elecciones.
Se pidió ¿Con qué legitimidad? la dimisión del ministro de
Interior, del director general de la Guardia Civil y del
delegado del Gobierno de Ceuta.
Sencillamente, lamentable, porque ya me irán diciendo qué
habían hechos en aquellos momentos cualquiera de ellos y no
habían hecho nada condenable, porque la invasión no fue algo
anunciado, sino algo que se dio y las fuerzas de seguridad,
en este caso la Guardia Civil, defendieron su terreno, ante
los que querían entrar, por la fuerza, azuzados por unas
mafias a las que les va muy bien con estos tipos de
alborotos.
Y para echar un manto sobre sus bases muy poco sólidas, Juan
Luis Aróstegui predicaba, en estos términos:”No hay ningún
ciudadano en España que no sepa que ... han mentido”.
Mirándolo fríamente y apartados de esta tragedia, que todos
hemos lamentado, Juan Luis Aróstegui es un “peligro” para la
sana convivencia en esta ciudad.
Él, que cuando tuvo responsabilidades de gobierno dejó
aquello como lo dejó, no puede ser el paladín de la pureza y
de la rectitud en nada, y es que hablar de Juan Luis
Aróstegui como el tipo preocupado por solucionar los
problemas de Ceuta es como “hablar de la virtud en un
burdel”.
Se deja ver, pero no lo votan y si en esta legislatura está
en el Ayuntamiento es porque Mohamed Alí le dio cabida en
una lista a la que votaron muchos de los que antes habían
sido menospreciados por el propio Aróstegui.
No sé, al menos ahora mismo viernes a las siete de la tarde,
si va a haber alguna dimisión o algún cese, pero si las
altas esferas se hacen eco de las provocaciones de la
farándula del tipo de Aróstegui es que en este país hemos
perdido el tino y la cordura.
Muy claro ha quedado la fuerza de convocatoria por parte de
Aróstegui y sus huestes: escasamente 200 personas asistieron
y eso contando con los que se acercaron desde el CETI.
Naturalmente hay lo que hay, y una tragedia no puede ser
utilizada para empezar a buscar votos. Las insensateces no
pueden llegar muy lejos.
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