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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE FEBRERO DE 2014

 
OPINIÓN / COLABORACION

La incuria del ecónomo

Por Inmaculada Martín


Estimado Sr. Ecónomo:

Ante todo y sobre todo agradecerle las líneas publicadas el pasado 13 de febrero en uno de los diarios locales, casi me las salto, ¡ que susto! no las había visto. En ellas entreveo su gran estima por el pueblo de Ceuta, la feligresía de la iglesia de San Francisco y el enorme sentido de responsabilidad que siente ante el colosal problema en que se ha convertido la finalización de la obra de nuestro templo.

Nos sentimos abrumados ante su tan esperada respuesta a nuestras infundadas inquietudes que les hemos hecho llegar por diversos medios en distintas ocasiones. Por fin, tras más de dos años de espera, que por cierto llevan ustedes en sus sillones, ha llegado la tranquilizadora explicación en forma de carta al director de uno de los periódicos locales. Mil gracias, los feligreses ya nos la merecíamos.

Usted escribe que las obras son consecuencia de los daños estructurales sufridos por el edificio durante la construcción del parking de la Plaza de los Reyes, lo sabemos, aunque esta no es la única causa, digamos que fue la puntilla. No sé a qué viene este recordatorio. Lo que no termina de quedar claro es esa velada nota discordante que se lee entre líneas sobre “la incuria del tiempo” abandono, desidia, dejadez...¿ señalan a otros o así mismos?

Entendemos que el obispado no se sienta culpable del “accidente” sufrido por el edificio donde se asienta la iglesia, y comprendemos su “ total dedicación y atención a este asunto en constante colaboración y dialogo con las autoridades de la Ciudad”, somos conscientes del dinero y del esfuerzo realizado por esta, es demostrativo. Me pregunto si alguna vez el obispado ha dedicado alguna partida presupuestaria ( que no esté alimentada con fondos de la Ciudad Autónoma) a esta iglesia de la que queda clarísimo en su escrito son los “propietarios legales”, le escueza a quien le escueza. Lo que si me consta es quienes, durante digamos los últimos cien años, se han hecho cargo del mantenimiento del edificio y quienes han sido, desde que se produjo el “accidente”, los que se han movido para conseguir fondos y solucionarlo.

Sabemos de cierto que de nuestro grupo no ha recibido aportaciones dinerarias, vamos, ni un duro antiguo. Lo conseguido está parte ya invertido en el pago de las nuevas campanas que hoy cuelgan de las torretas de San Francisco, y parte a buen recaudo para satisfacer la factura de los bancos en cuanto los traigan a Ceuta, que será en el momento que ustedes autoricen. En su día se puso en conocimiento de la Vicaría de Ceuta (anterior administración), las actividades a realizar a fin de conseguir fondos extra para dotar a la iglesia de nuevos bancos y campanas, un acuerdo entre casero e inquilino. Aquello fue un éxito sin precedentes. Debo reiterar una y mil veces el agradecimiento hacia el pueblo de Ceuta. Un OLÉ tan grande como el Peñón por todas estas personas que se volcaron en aquella ocasión con su iglesia, hace ya casi dos años, y que hicieron posible lo que de otro modo hubiera sido más complicado. Estos caballas sí que tienen arrestos y sí que son gente comprometida. Las nuevas campanas podéis estar seguros que se escuchan en Cádiz. A ver si al menos dejan que suenen antes de que se oxiden.

Perdónenme que no me crea eso de que “ los retrasos en las obras sean ajenos a nuestra voluntad e interés”, claro, como si habláramos de un retraso de cinco semanas y no de cinco años. Les recuerdo que quien tiene voluntad e interés, a veces consiguen lo IMPOSIBLE, y esto no es una “misión imposible” es una “misión muy posible”.

También creemos que ustedes deben ser” responsables administrando los dineros del pueblo de Dios”, si no lo fueran tendrían dos problemas, uno terrenal y otro divino. Ahora, eso de “dispendio de fondos disponibles”... creo que está de más. De que dispendio hablamos? Por favor! Si no hacen falta fondos, si ya están en sus arcas! En todo caso el dispendio será del que administra el dinero y ¿ esos son?... ¿el obispado?... ¿sí? ¿no?...

Yo lo que sé es que en junio de 2.012, cuando la fiesta de las campanas, quedaban un par de meses para la finalización de las obras. Todos nos volcamos en el proyecto por la ilusión, las ganas, ya acababa la espera. Cambia de titularidad el obispado y la vicaría y de repente, dos meses se convierten en años. Aparece de la nada una tercera fase para llegar a término y veremos a ver si no se sacan ustedes de la manga una cuarta. No quiero ser lesiva pero me pregunto qué tipo de “administración diocesana” tienen ustedes.

Por cierto, sé que soy ignorante de este tema, claro, es que nadie habla claro, por lo tanto mi opinión acerca del mismo puede que sea infundada, aunque yo la doy con fundamento, en este país se puede hacer, a lo que no me llegan las neuronas es a los intereses ocultos. ¿Qué quien, donde, cuando, cómo?. Me lo explica, por favor.

No me llene el texto y la mente con palabras tales como responsabilidad, calidad, control, moral, trabajo, obligación,...esta insultando nuestra inteligencia. Señores míos, ustedes ocupan cargos de gobierno dentro de nuestra iglesia de gran responsabilidad, que exigen un control estricto y un trabajo de calidad, y además tienen la obligación moral de ser absolutamente cumplidores de la tarea que les ha sido encomendada. Además, su sillón les debería obligar a ser transparentes y no lo son.

Su carta no hay por donde cogerla, todo lo que dice es cierto, por supuesto, para usted, lo malo es que no nos aporta nada. Hay que darle un par de vueltas al menos porque en la primera lectura te vas cabreando conforme avanzas y no acabas. Discúlpeme pero está llena de “mala leche”.

No nos cuente milongas de marinero de empresas responsables, intereses ocultos, de trabajos bien o mal hechos. Cuéntenos la verdad, qué queda por hacer, porqué se cambia de empresa, qué decisiones han tomado que retrasan las obras, cuando van a acabar, porqué no cuentan con los feligreses y con sus inquilinos para nada. De este modo se ganarán lo que aún no han conseguido: el respeto, la admiración y la colaboración de este pueblo.

Su misión llegados a este punto no es más que su obligación que es no demorar más la conclusión de estas obras.

Nosotros también “esperamos y hacemos votos para que la reapertura sea lo antes posible”, es decir, cuando ustedes quieran.
 

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