Estimado Sr. Ecónomo:
Ante todo y sobre todo agradecerle las líneas publicadas el
pasado 13 de febrero en uno de los diarios locales, casi me
las salto, ¡ que susto! no las había visto. En ellas
entreveo su gran estima por el pueblo de Ceuta, la
feligresía de la iglesia de San Francisco y el enorme
sentido de responsabilidad que siente ante el colosal
problema en que se ha convertido la finalización de la obra
de nuestro templo.
Nos sentimos abrumados ante su tan esperada respuesta a
nuestras infundadas inquietudes que les hemos hecho llegar
por diversos medios en distintas ocasiones. Por fin, tras
más de dos años de espera, que por cierto llevan ustedes en
sus sillones, ha llegado la tranquilizadora explicación en
forma de carta al director de uno de los periódicos locales.
Mil gracias, los feligreses ya nos la merecíamos.
Usted escribe que las obras son consecuencia de los daños
estructurales sufridos por el edificio durante la
construcción del parking de la Plaza de los Reyes, lo
sabemos, aunque esta no es la única causa, digamos que fue
la puntilla. No sé a qué viene este recordatorio. Lo que no
termina de quedar claro es esa velada nota discordante que
se lee entre líneas sobre “la incuria del tiempo” abandono,
desidia, dejadez...¿ señalan a otros o así mismos?
Entendemos que el obispado no se sienta culpable del
“accidente” sufrido por el edificio donde se asienta la
iglesia, y comprendemos su “ total dedicación y atención a
este asunto en constante colaboración y dialogo con las
autoridades de la Ciudad”, somos conscientes del dinero y
del esfuerzo realizado por esta, es demostrativo. Me
pregunto si alguna vez el obispado ha dedicado alguna
partida presupuestaria ( que no esté alimentada con fondos
de la Ciudad Autónoma) a esta iglesia de la que queda
clarísimo en su escrito son los “propietarios legales”, le
escueza a quien le escueza. Lo que si me consta es quienes,
durante digamos los últimos cien años, se han hecho cargo
del mantenimiento del edificio y quienes han sido, desde que
se produjo el “accidente”, los que se han movido para
conseguir fondos y solucionarlo.
Sabemos de cierto que de nuestro grupo no ha recibido
aportaciones dinerarias, vamos, ni un duro antiguo. Lo
conseguido está parte ya invertido en el pago de las nuevas
campanas que hoy cuelgan de las torretas de San Francisco, y
parte a buen recaudo para satisfacer la factura de los
bancos en cuanto los traigan a Ceuta, que será en el momento
que ustedes autoricen. En su día se puso en conocimiento de
la Vicaría de Ceuta (anterior administración), las
actividades a realizar a fin de conseguir fondos extra para
dotar a la iglesia de nuevos bancos y campanas, un acuerdo
entre casero e inquilino. Aquello fue un éxito sin
precedentes. Debo reiterar una y mil veces el agradecimiento
hacia el pueblo de Ceuta. Un OLÉ tan grande como el Peñón
por todas estas personas que se volcaron en aquella ocasión
con su iglesia, hace ya casi dos años, y que hicieron
posible lo que de otro modo hubiera sido más complicado.
Estos caballas sí que tienen arrestos y sí que son gente
comprometida. Las nuevas campanas podéis estar seguros que
se escuchan en Cádiz. A ver si al menos dejan que suenen
antes de que se oxiden.
Perdónenme que no me crea eso de que “ los retrasos en las
obras sean ajenos a nuestra voluntad e interés”, claro, como
si habláramos de un retraso de cinco semanas y no de cinco
años. Les recuerdo que quien tiene voluntad e interés, a
veces consiguen lo IMPOSIBLE, y esto no es una “misión
imposible” es una “misión muy posible”.
También creemos que ustedes deben ser” responsables
administrando los dineros del pueblo de Dios”, si no lo
fueran tendrían dos problemas, uno terrenal y otro divino.
Ahora, eso de “dispendio de fondos disponibles”... creo que
está de más. De que dispendio hablamos? Por favor! Si no
hacen falta fondos, si ya están en sus arcas! En todo caso
el dispendio será del que administra el dinero y ¿ esos
son?... ¿el obispado?... ¿sí? ¿no?...
Yo lo que sé es que en junio de 2.012, cuando la fiesta de
las campanas, quedaban un par de meses para la finalización
de las obras. Todos nos volcamos en el proyecto por la
ilusión, las ganas, ya acababa la espera. Cambia de
titularidad el obispado y la vicaría y de repente, dos meses
se convierten en años. Aparece de la nada una tercera fase
para llegar a término y veremos a ver si no se sacan ustedes
de la manga una cuarta. No quiero ser lesiva pero me
pregunto qué tipo de “administración diocesana” tienen
ustedes.
Por cierto, sé que soy ignorante de este tema, claro, es que
nadie habla claro, por lo tanto mi opinión acerca del mismo
puede que sea infundada, aunque yo la doy con fundamento, en
este país se puede hacer, a lo que no me llegan las neuronas
es a los intereses ocultos. ¿Qué quien, donde, cuando,
cómo?. Me lo explica, por favor.
No me llene el texto y la mente con palabras tales como
responsabilidad, calidad, control, moral, trabajo,
obligación,...esta insultando nuestra inteligencia. Señores
míos, ustedes ocupan cargos de gobierno dentro de nuestra
iglesia de gran responsabilidad, que exigen un control
estricto y un trabajo de calidad, y además tienen la
obligación moral de ser absolutamente cumplidores de la
tarea que les ha sido encomendada. Además, su sillón les
debería obligar a ser transparentes y no lo son.
Su carta no hay por donde cogerla, todo lo que dice es
cierto, por supuesto, para usted, lo malo es que no nos
aporta nada. Hay que darle un par de vueltas al menos porque
en la primera lectura te vas cabreando conforme avanzas y no
acabas. Discúlpeme pero está llena de “mala leche”.
No nos cuente milongas de marinero de empresas responsables,
intereses ocultos, de trabajos bien o mal hechos. Cuéntenos
la verdad, qué queda por hacer, porqué se cambia de empresa,
qué decisiones han tomado que retrasan las obras, cuando van
a acabar, porqué no cuentan con los feligreses y con sus
inquilinos para nada. De este modo se ganarán lo que aún no
han conseguido: el respeto, la admiración y la colaboración
de este pueblo.
Su misión llegados a este punto no es más que su obligación
que es no demorar más la conclusión de estas obras.
Nosotros también “esperamos y hacemos votos para que la
reapertura sea lo antes posible”, es decir, cuando ustedes
quieran.
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