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sociedad - VIERNES, 21 DE FEBRERO DE 2014


iglesia de ‘San Francisco’. archivo.

reformas
 

El Obispado retrasa con su gestión la apertura de ‘San Francisco’

La segunda fase de la obra de restauración concluyó el pasado día 15 de noviembre y desde entonces el ecónomo está tramitando el inicio de una supuesta tercera fase
 

CEUTA
José Manuel Rincón

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La Iglesia de San Francisco cumple hoy cinco años desde que se cerrara a la feligresía por los graves problemas estructurales que presentaba. Desde aquel día 21 de febrero de 2009, el templo ha sufrido una remodelación intensa con el fin de recuperar su aspecto original. Este trabajo de restauración dio comienzo con un delicado proceso de micropilotajes que estuvo enfocado a asentar la cimentación de la Iglesia, la cual había cedido y por ese motivo se habían producido preocupantes grietas y descuadres en su estructura.

Ese proceso fue largo y laborioso, no en vano tras llevarlo a cabo hubo que esperar un tiempo para comprobar que efectivamente los cimentación había parado de ceder y por consiguiente se podía comenzar a trabajar en arreglar todos los graves desperfectos que presentaba el templo asignado a los padres agustinos.

Como la colocación de micropilotes fue todo un éxito, se procedió a iniciar las obras de mayor calado a través de una primera fase, en la que se contempló la consolidación de todos los arcos y la estructura de la Iglesia. En esa misma primera fase también estuvo la sustitución completa de la cubierta.

Una vez concluida esta primera fase, en la segunda se acometieron todos las obras contempladas en el interior del templo, siendo la más importante el derribo y posterior contrucción del coro de la iglesia, para finalmente proceder a la colocación de la solería, el revestimiento del interior, la carpintería, la pintura y la luminaria, cuyos trabajos están totalmente finalizados.

Por último, hay que destacar que los propios feligreses de San Francisco se han estado movilizando durante todo este tiempo para lograr recaudar fondos que fueran destinado a paliar el importante desembolso económico que ha supuesto esta obra y con la esperanza de que la apertura del templo se hiciera a la mayor brevedad posible, pero estas esperanzas se están desvaneciendo gracias a que esta deseada apertura se va postergando en el tiempo sin que, según indican, “haya motivos para ello, máxime cuando las obras en el interior están finalizadas”.

Precisamente, tal y como ha podido saber este diario, la segunda fase de las obras de San Francisco se concluyeron el pasado día 15 de noviembre, y en ese instante se entregó la obra al Obispado, el cual, desde entonces, mantiene el cierre de la Iglesia mientras gestiona la tercera fase de estas obras.

Es aquí donde parece radicar el problema, ya que la llegada del nuevo obispo, Rafael Zornoza Boy, no sólo ha modificado parte de la estructura clerical de Ceuta, sino que ha querido quitar poder a la Vicaría General y centralizar muchos de los asuntos que se trataban desde la propia ciudad en Cádiz. Esta situación se produjo hace ya dos años y desde entonces se puede decir que “la eficacia ha brillado o sigue brillando por su ausencia”. No en vano se ha prohibido desde el Obispado tanto a la Vicaría General, como a los propios padres agustinos e incluso al arquitecto ha referir nada de la obra y del estado de la Iglesia, lo que hace pensar los motivos que está empujando al Obispado a mantener este ocurantismo informativo, y a enviar un comunicado, correcto en las formas pero no en el fondo, que no despeja ninguna duda.

En estos dos años la obra en el interior de la iglesia, ha estado muy ralentizada gracias a que desde el Obispado se creyó oportuno revisar el contrato que se mantenía con la empresa que estaba llevando a cabo la restauración. Esta revisión tardó cerca de un año, y ahora, después de que las obras finalizaran a mediados de noviembre, llevan más de tres meses realizando gestiones para acometer esa supuesta tercera fase que serviría para terminar de perfilar ciertos detalles, de los cuales prácticamente su totalidad serían en el exterior del templo, por lo que no habría impedimento para abrir la iglesia nuevamente a culto.

Además, el problema no es el dinero, ya que la Ciudad ya se ha encargado de ir destinando partidas presupuestarias para acometer toda la restauración, además de los feligreses que llevan cinco años realizando actividades y colectas con las que se han podido sufragar los gastos generados en la adquisición de los nuevos bancos, campanas, etc.

El resumen que se puede sacar de todo esto es que el Obispado ha dedicado más tiempo a la negociación que en la ejecución de la obra y esto ha llevado a la feligresía, tal y como ha podido comprobar este diario, ha estar cansada de esta situación y “exigir más hechos y menos palabrería”.
 

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