No tenía la intención de seguir
escribiendo más sobre lo ocurrido en la frontera del Tarajal,
en tierras y aguas marroquíes, con la tragedia de 15
muertos, algunos de los cuales encontrados en las
inmediaciones de las playas de Ceuta.
Y si no quería escribir más sobre este asunto es porque ya
está bien de tanto parloteo sin lograr ningún hecho
positivo. Aun así, el respaldo del PP, en la tarde noche del
lunes, hacia el delegado del Gobierno, Francisco Antonio
González Pérez, nos hace ver que en el seno del partido hay
unidad y hay fuerza hacia quienes ostentan cargos de
importancia y de responsabilidad, en los que el azote de la
tragedia va causando deterioros. Bien el PP, sin
distinciones, aunque hubiera sido más potable, todavía, que
públicamente, varios días antes, desde algún otro cargo
importante del PP en Ceuta, se hubieran manifestado con esa
unión y así se hubiera “arropado” al delegado del Gobierno,
en aquellos instantes en los que tanto apoyo ha necesitado.
Más vale tarde que nunca y, al menos el lunes la crema y
nata del partido, si es que no todo el propio partido en
Ceuta estuvo en su justo sitio, apoyó a quien más necesita
apoyo en estos días, por los constantes chaparrones que se
están intentando, desde muchos ángulos, echar sobre la
propia Delegación del Gobierno en Ceuta.
Y quien no ha esperado demasiado tiempo para salir al quite
de todo el “chusmerío” y de todos los pregoneros que están
atentando contra lo que son las fronteras de Ceuta y de
Melilla, es el presidente melillense, señor Imbroda, que
conociendo lo que conoce de su ciudad autónoma y sabiendo
soportar todo lo que ha soportado y sigue aún con más, ha
sabido saltar a la arena y ha puesto las cosas muy claras.
Él sabe lo que es eso, él ha sufrido múltiples avalanchas y
ya no aguanta más:”a partir de ahora traeremos unas azafatas
para que salgan a recibirlos”. Es lo que hay, es lo que van
a tener que hacer para que tantas ONGs como hay, muchas de
ellas pobladas de auténticos vampiros, se muestren
tranquilas y aplaudan la invasión de, primero España y más
tarde media Europa, con lo cual ya habremos logrado esas
igualdades que ciertas ONGs vienen buscando, para ellos
tener mayor campo de acción y vivir mejor.
Imbroda ha dado en la verdadera diana, porque sabe donde
está el verdadero problema, cosa que aquí también debieran
saberlo quienes ocupan cargos similares al de Imbroda, pero
que en vez de hablar lo que podría ser incorrecto
políticamente, aquí se prefiere adornar con palabras
bonitas, se hermosea el discurso y se usan otro tipo de
expresiones para ser más buenas, menos criticados y no
alejarse demasiado de la progresía barata que tanto está
sacando la geta a lo largo de los últimos días.
Y, para mí, quien ha sacado la cabeza más absurdamente ha
sido Rubalcaba en alguna de esas declaraciones en una
emisora de ámbito nacional. Parece mentira que este sujeto
haya estado tantos años en el Gobierno, en unos primeros
puestos de la política nacional, y que aun así se haya
despachado tan desagradablemente inoportuno, arremetiendo
contra la Guardia Civil, en unos momentos en los que los de
la calaña de Rubalcaba preferirían el desorden total, pero
estando ellos bien protegidos y escoltados, naturalmente,
por la propia Guardia Civil.
Y es que, que cualquiera de los patanes que anda suelto por
ahí desbarre, no me parece bien pero hasta lo podría
justificar, pero que alguien que aspiró a ser presidente del
Gobierno Español diga lo que ha dicho Rubalcaba es para no
volver a merecer un voto, ni para él, ni para sus
congéneres.
La larga y brillante historia de la Guardia Civil no creo
que haya tenido un par de semanas de tantas críticas, por
haber cumplido con su sagrado deber. Rubalcaba ha quedado
descartado de todo lo que concierne a la buena organización
de este país.
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