La comparecencia del Presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy ayer en el Pleno del Senado
dando respuesta al PSOE sobre los trágicos hechos sucedidos
en nuestra frontera con el resultado de 15 inmigrantres
fallecidos, ha suspuesto no sólo un enfrentamiento notable
con el Grupo Parlamentario Socialista en la Cámara Alta sino
con el propio líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba,
quien también ayer dijo que “el papel de los agentes de la
Guardia Civil es imposible de defender”, mientras el jefe
del Gobierno español se negó a hacer “sospechosos” a los
miembros del Instituto Armado. Enfrentados Rajoy y Rubalcaba,
por los hechos del Tarajal, lo cierto es que también añade
más sombras de sospecha la carta dirigida por la comisaria
europea de Interior, Cecilia Malmström al ministro del
Interior, Jorge Fernández Díaz, quien exige en su misiva
explicaciones por la actuación de la Guardia Civil con la
utilización de pelotas de goma y, además solicita que se le
aclare la justificación para tal intervención y sus
consecuencias.
Los testimonios encontrados, las repulsas en uno y otro
sentido, los desencuentros, son producto del denominado
“juego político”, ya que en un ejercicio de cinismo, bien es
verdad que según se esté en el Gobierno o en la oposición,
los posicionamientos son de una u otra forma, lo que
conlleva a “recordatorios” como el que hizo Mariano Rajoy al
PSOE y referido a sucesos en 2005 cuando se produjeron 94
heridos y 2 personas muertas en la valla de Ceuta. Por otro
lado las explicaciones de la comisaria europea, como
testimonio quedan en tono muy formal, pero tendrían
muchísima más credibilidad si su “preocupación” viniera
acompañada de denodados esfuerzos de la Unión Europea e
ímprobos esfuerzos económicos por paliar esta situación de
la fronteras de Ceuta y Melilla por la que se alarman tanto.
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