Fue en octubre de 2009, cuando el
mes estaba tocando a su fin, que toda España quedó enterada,
por medio de una televisión, de la dimisión del
vicepresidente del Gobierno de Ceuta, Pedro Gordillo, por
“motivos de índole personal”. Dimisión confirmada, horas más
tarde, por el portavoz del Gobierno local y negando además
categóricamente la existencia de un vídeo de contenido
sexual -según había sido aireado por la cadena Cuatro-,
grabado en el despacho oficial de quien atesoraba tanto
poder en el partido como gobernante.
Pronto se supo que la mujer denunciante alegaba las muchas
cosas sucias que le decía PG al oído y hasta que la obligaba
a hacerle una felación. 33 años tenía la criatura y
Gordillo, por lo visto, no se cansaba de tanta hermosura. La
criatura se quejaba amargamente de que entregó su móvil a
una persona que iba a hacer muy buen uso de las imágenes
sexuales habidas en él y que le fue devuelto, seis horas
después, limpio de polvo y paja.
El escándalo estaba servido. Pues el asunto contaba con
todos los ingredientes para causar gran efecto en la opinión
pública. Mujer que decía haber sido acosada sexualmente por
necesidades económicas, siendo su autor un político
desalmado y perteneciente a una derecha hipócrita y malvada,
y, por si fuera poco, resultaba que el hombre denunciado
había sido cura durante muchos años en la ciudad. Así que se
desató la fiebre del fariseísmo.
Me contaba el hombre perseguido con una saña indescriptible,
en una entrevista, que lo primero que hicieron con él es
encerrarlo en un despacho donde lo acosaron de tal manera
que a punto estuvo de cometer un disparate tras llegar a su
casa. Me trataron como a un apestado. Es decir, Vivas
y Márquez me lo pusieron todo tan negro que incluso
me vi ingresando en la cárcel.
No cabe la menor duda de que el miedo se apoderó de mí y
acepté la dimisión de todos mis cargos con el fin de que el
griterío amainara. Pero el ruido continuaba. Parecía que los
había sediento de venganza y que se alimentaban de lo
ocurrido para darle rienda suelta a la fobia que me tenían.
Las palabras de Gordillo aún resuenan en mis oídos. Como
asimismo recuerdo de qué modo estuvo sometido a la sevicia
pública y sin que nadie hiciera el menor intento de acallar
el griterío ensordecedor de la jauría contra él. A mí, por
ocurrírseme pedir piedad para un pecado de bragueta, que es
por el que suelen perderse los hombres, me dijeron de todo
quienes querían enterrar en cal viva la vida política de
Pedro. A quien Vivas detestaba ya sin reparo.
Pues bien, ya sabemos que habrá juicio el día 4 de marzo,
aunque la Fiscalía dijera en su momento que ni hubo abuso
sexual ni trato de favor por parte del vicepresidente a la
denunciante, lo cual no obsta para que se celebre la vista
oral, debido a que existe una acusación particular. Vista
oral en la que aparecen citados Vivas y Márquez para
declarar como testigos.
Por lo que ambos serán mártires de lo que digan ese día
sobre lo acontecido con el vídeo sexual. Y si lo vieron… De
ser así, cabe imaginarlos haciendo de observadores de la
cosa para evaluar los daños que PG podría haberle hecho al
sistema con su sexo desmadrado y, posiblemente, turgente. Ya
sé que ustedes pensarán que a los mirones del vídeo, por
obligación profesional, claro es, no les faltaría un punto
de rijosidad. Un toque de lascivia que, de haberse
producido, habría sido absolutamente disímil.
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