La escena que presenciamos anoche
en la sede del Partido Popular de Ceuta cuando el Delegado
del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, irrumpió en
el salón donde el diputado en el Congreso, Francisco Márquez
de la Rubia iba a proceder a impartir una charla, es un
signo inequívoco que desde los “populares” ceutíes se
cierran filas y se apoya sin fisuras al delegado del
Gobierno, tras los trágicos acontecimientos que se
registraron en los últimos días y que, desde el pasado día
6, vienen acaparando titulares y espacios de privilegio en
los distintos medios de comunicación nacionales y no pocas
críticas de todo signo. Bien es verdad que la tragedia ha
teñido de dolor a amplios sectores de la opinión pública,
aunque no es menos cierto, que con el paso del tiempo, la
información se fue precisando con más detalles, lo que ha
llevado a provocar controversias sobre la misma y no pocos
enfrentamientos dialécticos.
El apoyo a Francisco Antonio González Pérez se hacía
necesario desde el Partido Popular para respaldar a quien ha
sido objeto de críticas. Los aplausos que recibió y se le
tributaron desde las filas de su propia formación política,
atendiendo al lenguaje de signos, es la prueba inequívoca de
que su propio partido le apoya y está con él. Un bálsamo muy
necesario en estos momentos difíciles en los que son muchos
los que piden de todo. Los sucesos ocurridos son la
consecuencia de la falta de determinación de actuaciones que
deberían provenir esencialmente de la Unión Europea, ahora
que se rasgan tanto las vestiduras desde Europa. No cabe
descargar toda la responsabilidad a Ceuta, a sus
autoridades, a la Guardia Civil y a los medios con los que
se cuenta aquí y con no poco cinismo, analizar desde la
distancia una situación problemática sin elementos de
juicio.
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