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OPINIÓN - MARTES, 11 DE FEBRERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Las olas fantasmas
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

No podemos hablar de tranquilidad, a lo largo de las últimas semanas, en el mar, aunque, a decir verdad, Ceuta no se ha llevado la peor parte, ni en el problema del oleaje, ni en todo lo demás que nos viene azotando cada día.

En Ceuta, es cierto, ha habido que cortar el paso del estrecho para los barcos de viajeros que cruzan de Algeciras a Ceuta y a la inversa, pero ese es un problema tan frecuente, todos los años, depende de en qué época, que ya no se hace ni caso y sólo si en ese día uno tenía que viajar se entera de lo que hay, de lo contrario, nada de nada.

Pero esas olas tan tremendas que se han dado y, posiblemente hoy o mañana, se volverán a dar, olas que llenaban las pantallas de las televisiones, parece que dieron su “miajita” de envidia, a este lado del estrecho, y para no ser menos aquí que eran los gallegos, los asturianos, los vascos o los catalanes se “fabricó”, más bien se “refabricó” una ola fantasma, de las inmediaciones de Benzú y se colocó como el estandarte “olístico” de nuestra Ceuta, en estos temporales.

Mirándolo bien, cundió el pánico, y no precisamente en Benzú, donde ahora tienen otros problemas más importantes que solucionar, y esa ola de 5,6, 7 o 10 metros asombró a más de uno, claro que hay quien sabe de qué van estas cosas y al ver la televisión, también, ve las entretelas de la misma o incluso los entresijos, con lo que alguien se dio cuenta del camelo, por dos partes, por una que esa ola no era de la zona de Benzú, ni siquiera del estrecho, menos del Mediterráneo, sino del Cantábrico y dos que esa ola no era de estos días, sino de hace cinco o seis años, con lo que quedó demostrado que el rigor y la seriedad en la información de ciertos medios o sus ocupantes, medios que cuestan un ... y la mitad del otro, dejan mucho que desear, a pesar de que cuando salgan de aquí estén tan bien protegidos que sean capaces de dormitar en una de esas “suites” de las que hacen uso, únicamente, multimillonarios, pagándolas de sus bolsillos, enviados de estos medios que tiran con pólvora ajena, o reyes, príncipes y emperadores.

La ola famosa o fantástica ha dejado, al menos en ciertos despachos, una estela mucho más amplia que la tormenta que se había formado muy cerca del puerto de Algeciras.

A partir de ahora, habrá que esperar lo que viene y, desde luego, además de esperar a ver qué imágenes se nos presentan en ciertas pantallas de las diversas televisiones a las que tengamos acceso y que sean fiables. La de esa ola fantástica hace años que dejó de serlo.

Porque, tras esa “fantasía” del domingo, cualquiera se va a fiar, más bien poco, de lo que se dice, se pone, se supone, se recita o se “mal copia” de otras partes.

Esto es lo bueno, que cada uno vaya a su justo sitio, muy especialmente cuando un medio informativo debe formar e informar, pero para ello habrá que estar en la noticia, no en la cafetería de al lado, o en el despacho esperando que nos soplen lo que hay. Y no se pide a nadie que esté metido en la vorágine del mar, pero sí que si se pone una ola y se dice que es de Benzú o de cualquier otra parte de Ceuta, no tengamos que descubrir por detrás que es de Finisterre, de Machichaco, de Creus o de Tarifa, pongamos por caso.

Uno no puede por menos de sonreírse de ciertas cosas y lo que no sé si habrá causado risa, sonrisa, risotada o todo lo contrario, en ciertos despachos, es el ver esa ola gigante, seguro que gracia no ha hecho ninguna, aunque ahí todo es posible.
 

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