Siempre, desde que yo era pequeño,
oí decir, cada vez que una obra cualquiera tardaba mucho en
finalizar, que se trataba de otra obra del Escorial. Las
razones eran más que claras, ese gran complejo que se
construyó a la caída de la Sierra de Madrid tardó años y
años en realizarse, sin que la primera generación lo viera
concluido. Pues bien, otro tanto está sucediendo con unas
obras que algún iluminado, y no precisamente de Paradores,
tuvo la idea de realizar en la zona de las bóvedas del
Parador de Turismo de Ceuta, en la parte más emblemática del
hotel que debiera ser santo y seña de la Ciudad, pero que,
desde hace varios años ya, parece que a ciertos sectores
dirigentes no les ha caído demasiado bien, posiblemente,
porque aquí hubo menos “barra libre” que en otras entidades
hoteleras de la Ciudad.
A mí, que tengan o dejen de tener prebendas, en las
inmediaciones de las playas, en el Monte Hacho o en Benzú me
da lo mismo, pero que en mi propia casa haya alguien que
“meta la paleta”, “empiece a picar” y siga día tras día con
el mismo “belén” me molesta por estar haciéndolo en las
inmediaciones de mi propia habitación, desde meses atrás y
sin que se vea una mínima señal de cuando podrá terminar
este invento.
Algún “meapilas” me puede salir hoy mismo hablando del
patrimonio cultural y de lo que ese patrimonio tenga que ver
con Paradores, pero ya de antemano le respondo a ese posible
defensor de las obras que, en este caso, dejando de lado a
Paradores, me está molestando a mí, que soy cliente del
Hotel, desde antes de que esa puertecita, no sé si simulacro
de obra artística, se hubiera abierto a los ojos miopes,
pero no exentos de cierto daltonismo, que hace justipreciar
a su propio capricho el asunto de la obra.
Mientras a mí no me sirva de molestia, que la obra siga como
quiera, como si se quieren comprar además una piragua con la
que se lancen desde alguna de las ventanas hasta el mar,
pero en tanto en cuanto me vienen molestando cada día, desde
hace muchos meses, puedo y debo recalcar que esa chapuza
artística que nos quieren vender, además de lo que cueste,
es posible que mucho, está molestando a la clientela, al
menos a un cliente, del hotel que es el lugar más atractivo
para el turismo de fuera, que visite Ceuta.
Estoy escribiendo a las seis de la tarde del sábado, minutos
después de ver como una de las señoras que trabaja aquí,
ganándose dignamente su sueldo, se está pasando un rato
largo, tratando de poner en orden, en todos los sentidos, y
de limpiar la polvareda que de esa ya famosa obrita han
dejado al llegar el fin de semana.
Ceuta, la ciudad que se quiere promocionar como turística y
de compras, por un medio o por otro, está espantando de aquí
el posible turismo que pudiera llegar, y lo más lamentable
de esto es que con obras como esta se esté desviando el
turismo del propio Parador de Turismo de la Ciudad, porque
lo que no se ha comprendido nunca, desde la propia ciudad y
desde ciertos sectores políticos de aquí es que un Parador
de Turismo allí donde los hay es respetado en todas partes,
mientras que aquí parece que no se merece ni el más mínimo
afecto de cierta casta política que más dominio tiene en la
ciudad.
La Puerta Califal, a mí me basta y me sobra, con que se
termine cuanto antes y es que yo como perjudicado con ella
así lo puedo pedir y exigir.
|