El temporal se encargó ayer de
mantener viva la tragedia que el pasado jueves se producía
en el paso fronterizo del Tarajal y que sacudía a todos los
sectores de la sociedad. El cadáver de uno de los
supuestamente cinco inmigrantes que aun estarían en el fondo
del mar era arrastrado hasta las aguas españolas. Mientras
tanto las críticas contra la actuación de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado continúan produciéndose
desde diferentes flancos, especialmente desde las ONG’s que
acusan a la Guardia Civil de haber tiroteado a los
inmigrantes, o de efectuar expulsiones ilegales. En
tragedias como la vivida el pasado jueves es muy fácil
cargar contra ciertos estamentos o instituciones, es muy
fácil mantener viva una llama de repulsa contra esas
personas que lo único que hacen es intentar velar por
mantener la seguridad y el orden. Nadie rechaza que se abra
una investigación de lo ocurrido este jueves en el paso
fronterizo del Tarajal. Hay que esclarecer lo ocurrido y
buscar con urgencia posibles soluciones para evitar
episodios tan desagradables y tristes como los acontecidos,
pero no se puede tirar por tierra el trabajo de un
colectivo, como es la Guardia Civil, que desde hace años
viene reivindicando a las autoridades competentes un
importante refuerzo de efectivos en la zona para poder
realizar con mayor garantías la labor exigida en el
perímetro fronterizo. Lamentablemente siempre tiene que
haber alguien en el punto de mira, pero el problema no son
los guardia civiles, el problema radica en esos paises en
guerra gracias a políticas dictatoriales, en países que se
aprovechan de los que están en guerra para, en vez de buscar
soluciones, vender más armamento y lucrarse con la tragedia
de otros, y en países que lejos de parar los pies a los
paises aprovechados se unen a ellos para “chupar también de
la teta”. En definitiva, el mundo es un nido de políticos
hipócritas.
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