Los que pensamos, al contemplar lo
acontece en torno, solemos decir, incluso ahuecando un poco
la voz: ¡cómo esta el patio!
Francisco Márquez –que tantos cargos ha desempeñado
en el PP y que sigue desempeñando- ha caído en desgracia y
no hay día en que Juan Luis Aróstegui no le culpe de todos
los males habidos y por haber en esta ciudad.
El diputado Márquez, a pesar de que no haya sido capaz de
ganarse la confianza de casi nadie en esta ciudad, merece un
respeto por parte de nuestro alcalde. Que es a su vez
presidente del Partido Popular. ¡Qué horror: cómo esta el
patio!
Parece mentira que nuestro alcalde con voz opaca haya
evidenciado una actitud de enfado o amenaza contra su
compañero de partido. Al decir que la mucha repugnancia que
tiene por los corruptos hará posible que no le tiemble la
mano a la hora de tomar decisiones.
Vivas aseguró: “La misma repugnancia que a usted le puede
provocar, dirigiéndose a Aróstegui, la falta de honradez y
la corrupción existente, aquí también la tenemos”.
Las palabras de nuestro alcalde dejan a Paco Márquez con el
trasero a la intemperie. Porque quién si no dio su visto
bueno al informe solicitado al Grupo Oclam. Si bien PM anda
diciendo que lo que diga Vivas le entra por un oído y le
sale por el otro. Pues él no se arrogó facultades que no
estuvieran acordadas de antemano con nuestro alcalde.
El ‘caso Oclam’, como el ‘caso Kibesan’ y otros casos que se
avecinan, no dejan de ser chapuzas consentidas por nuestro
alcalde y que van saliendo a la palestra porque hay un medio
que no está dispuesto a que la corrupción campe por sus
respetos.
Nuestro alcalde, debido a su reconocida pusilanimidad, se ha
ido dejando comer el terreno por parte de alguien que se ha
convertido en enemigo acérrimo de una ciudad que esta dando
camballadas por su culpa.
El enemigo es Juan Luis Aróstegui: individuo que denuncia lo
que a nuestro alcalde le conviene, tras pacto entre ambos, y
sin embargo no se atreve a decirle, verbigracia, a
Yolanda Bel que dimita cuanto antes.
Juan Luis Aróstegui y Juan Vivas tienen en el punto de mira
tanto a Francisco Márquez como a Francisco Antonio
González. Hace ya tiempo que los dos decidieron someter
a un castigo ininterrumpido tanto al diputado como al
delegado del Gobierno. Y quien escribe lo ha venido
propalando desde hace mucho tiempo.
Aróstegui y Mohamed Alí –éste como actor secundario y
agradecido, sumamente agradecido- son los brazos armados de
nuestro alcalde. Ambos son los que le hacen el trabajo sucio
a un Vivas que se ha visto superado por los acontecimientos.
Nuestro alcalde, rodeado de mediocres, no sabe lo que hacer
y se halla, en estos momentos, como suelen hallarse los
políticos vapuleados: tratando por todos los medios de dar
palos de ciego. Así que habla lo primero que se le viene a
la boca. Sin percatarse de que sus declaraciones son tomadas
a bromas, y a mí me da mucha pena que nuestra primera
autoridad sea motivo de chufla.
En fin, que ya va siendo hora de que nuestro alcalde decida
quitarse de encima el asesoramiento maligno de Aróstegui. De
no ser así, pronto le ordenarán desde Madrid que trate de
comportarse con el valor suficiente para evitar ser un
alcalde dirigido por Caballas.
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