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OPINIÓN - VIERNES, 7 DE FEBRERO DE 2014

 
OPINIÓN / ANALISIS

Un cinismo elevado a la enésima potencia

Por Ramiro T.


Cuando leí la interpelación de Caballas cuestionando la contratación de un informe a la empresa OCLEM tuve la curiosidad de indagar sobre el asunto y mi sorpresa fue conocer que el Interventor se encuentra imputado por prevaricación tras la querella criminal presentada por la citada empresa.

Quizá peque de ingenuo pero tras analizar el debate en el Pleno de ayer hay algo que no entiendo en todo esto, ¿por qué es necesaria una defensa del Interventor?. El Gobierno adjudica un servicio, un técnico de la Ciudad informa que la empresa contratada ha realizado correctamente el trabajo encomendado, el Interventor se niega a realizar el pago exponiendo irregularidades en el expediente y la empresa que ve lesionados sus derechos se defiende querellándose contra este último. Repito, ¿por qué es necesaria una defensa del Interventor? Si éste ha actuado correctamente no tendrá ningún problema en salir absuelto. De lo contrario debe ser condenado por la justicia. Además, el adverbio “absolutamente”, empleado ayer por Vivas para imprimir más fuerza a su aseveración de respaldo al Interventor, contribuye justamente a crear la duda.

Pero dejando de lado este aspecto, el cinismo con el que el Gobierno de Vivas escenifica cualquier cosa está convirtiendo el mundo de la información en una caricatura. El atrevimiento con el que se desenvuelven los miembros mediáticos del Gobierno insulta a cualquier inteligencia mínimamente razonable. Se refieren a logros, cuando son fracasos, no son capaces de formular un enunciado que mínimamente se ajuste a la realidad que se vive y ensucian términos nobles como transparencia cuando, no tienen ni intención de satisfacerla, ni siquiera tienen intención de clarificar sus múltiples casos de abuso.

El presidente Vivas se comprometió ayer a clarificar el asunto como si él no lo tuviera suficientemente claro, como si él no tuviera conocimiento de todo los delalles de lo sucedido, como si no fuera su Gobierno el responsable de llevar a cabo una adjudicación en la que Caballas siembra la duda de la corrupción. El cinismo de Vivas está ya elevado al cubo, porque ¿quién si no él y su Gobierno adjudicó el polémico servico?, ¿quién si no él y su Gobierno decidió que se realizara por importe de 18.000 euros para evitar el concurso? ¿Quién si no él y su Gobierno decidió que la empresa contratada fuera OCLEM y no otra?

Juan Vivas debiera tomar nota de que, a pesar de que con prácticas abusivas ha laminado cualquier virtualidad de imparcialidad de los medios de comunicación a su alcance, muchos sabemos lo que está ocurriendo, que reducciones como la que efectuó en el pleno, ya no son creíbles y que cuando se destapan tramas sale todo. Por lo que no hay que descartar que algún día conozcamos lo que hoy son verdades por todos intuidas.

Antes me quedé corto, el cinismo que demuestra el presidente Vivas es un cinismo elevado cuanto menos a la enésima potencia, dejándose -eso sí- el valor de “n” a juicio del lector, pero siempre que éste sea superior a 3. ¡Quien me iba a decir cuando empecé este artículo que terminaría refrescando conocimientos matemáticos!
 

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