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OPINIÓN - LUNES, 3 DE FEBRERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

¡Qué exageración!
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El jueves pasado, es decir, el penúltimo día de un enero crudo y sobre todo que ha seguido siendo desesperanzador, que es peor que la desesperación, para millones de españoles que quieren y necesitan trabajar y no pueden hacerlo, me dio a mí por decir que estaba deseando hacerle el artículo a nuestro alcalde.

Y, claro, como faltaban pocas fechas para que se celebrara la Convención del Partido Popular, en Valladolid, y además estaba ya enterado de que nuestro alcalde iba a disfrutar de la oportunidad de expresar sus ideas sobre la unidad y pluralidad española con claridad y elocuencia ante 2.000 personas, dije para mí: ¡tate, al fin voy a poder hacer realidad mi sueño!; que no es otro que el de ponderar lo que diga.

Pero, una vez leído el discurso de nuestro alcalde, me ocurrió lo que tan bien define este proverbio de Antonio Machado: “Tras el vivir y soñar, está lo que más importa: despertar”. Triste despertar el mío al saber que se me había esfumado otra oportunidad para poner de relieve las cualidades oratorias de quien está considerado por sus fieles como un alumno aventajado de Castelar.

Inmediatamente, tras el desencanto que se apoderó de mí, al no esperarme de él, de nuestro alcalde, ese grito desgarrador de patriotismo que tan fuerte sonó en el auditorio Miguel Delibes, pensé en confesarle mi desilusión, mi decepción y una cierta frustración porque no esperaba, en esta ocasión, que nuestro regidor volviera a irse, una vez más, por los Cerros de Ubeda.

Mas ocurrió, desgraciadamente, la muerte de Luis Aragonés, y le di prioridad a su necrológica, pese mis apetencias apremiantes de mostrarle a nuestro alcalde muestras de desagrado por no haber estado a la altura de las circunstancias. Ya que a su discurso sólo le faltó el remate de recordarnos que España sigue siendo “una unidad de destino en lo universal”.

Sí, ya sé que sus devotos saldrán con celeridad para destacar los sacrificios que hubo de hacer nuestro alcalde para no sacar a relucir su vena lírica tan emparentada con las cosas de la mar. Tampoco faltarán los que aludan a que incluso se mordió la lengua a fin de no decirles a los catalanes que él, de pequeño, bailaba sardanas en la plaza de África y hasta que llegó a ser casteller…

Pruebas evidentes de que a edad temprana tenía metida en la cabeza la unidad de España por encima de todo. Y por qué no propalar que el Athletic había sido el equipo de sus amores, antes de hacerse del Madrid y que renunció a ser socialista porque se percató bien pronto de que eran federalistas.

En fin, que concluirán diciendo sus palmeros que a nuestro alcalde no le quedaba otra salida que manifestar a voces su patriotería. Y su amor desmedido por todas las regiones de España desde el sur del sur. Así que no se olvidó, faltaría más, de decirles a sus 2.000 compañeros de partido que los esperaba a todos en Ceuta. La misma invitación que les hizo a los componentes del programa de “Las mañanas”, de RNE, cuando fue entrevistado, fechas atrás. Se nota, pues, que a nuestro alcalde le sobra el dinero para hacer ostentaciones en tiempos donde innumerables familias han tenido que ir acortando gastos para poder comer y otras que ni siquiera comen.

Y la guinda de su discurso consistió en manifestar su absoluto sometimiento a quien manda en su partido: sus loas a Mariano Rajoy son merecedoras de este otro proverbio machadiano: “Ya hubo quien pensó: Cogito ergo non sum. ¡Qué exageración!”.
 

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