El PSOE plantea en la actual
coyuntura económica que los directivos de las sociedades
municipales han de dar ejemplo de austeridad para que los
trabajadores que han sufrido “recortes” en sus sueldos
aprecien que están en sintonía con las circunstancias.
Resulta una obscenidad que al frente de las entidades
públicas empresariales se asignen sueldazos verdaderamente
insultantes para el trabajador medio que, en algunos casos,
sufre estrecheces económicas. No es de recibo que el
Gobierno de Juan Vivas no tenga el menor rubor de abonar
incluso 6.000 a sus cargos directivos, cantidades que
soliviantan a los sindicatos y a los propios trabajadores
por tan brutal asignación que supone un dispendio abrumador
y nada austero.
El Partido Socialista ha querido poner énfasis en esta
cuestión, no ya por la propia defensa de los trabajadores
que les es intrínseca sino por una mera cuestión de higiene
política, en la que, como la mujer del César, no solo hay
que ser austero sino también demostrarlo con hechos,
predicando y dando ejemplo, a la vez, en vez de
contradecirse y como dice el refrán: demostrar que una cosa
es predicar y otra, repartir trigo. Si se reparte trigo en
forma de emolumentos escandalosos y se predica con la
austeridad, el control del gasto, la sostenibilidad
económica, y los planes de ajuste mientras por otro lado se
despilfarra a manos llenas, la verdad es que no cuadra lo
que se dice con lo que se hace. Se impone un poco de
criterio, más sensatez, bastante coherencia, porque al final
acaba por conocerse todo y, por mucho que se pretenda
disimular, siempre sale a la luz cualquier maniobra de
ocultación. Los planteamientos del PSOE son fundamentados
desde la lógica y no deberían caer en saco roto.
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