En las relaciones interpersonales la cualidad más necesaria
es la credibilidad, que se refleja en la confianza que se
otorga a una persona porque se llega a la convicción de que
es sincera y veraz. Lo contrario es la falta de veracidad de
las personas mentirosas que encubren la verdad de los
hechos, la falsean o la tergiversan en aras de sus propios
intereses.
Lamentablemente, esto último es lo que le ocurre al Gobierno
de Vivas, que cada día da más muestras de que su intención
prioritaria es imponer su intereses utilizando incluso
estrategias maquiavélicas para cuya realización se hace
preciso tergiversar y falsear la verdad. Las excelencias que
vende cada vez que vuelve de Madrid es una fórmula que, como
se dice del papel, todo lo soporta. Recuerdan cuando los
distintos consejeros de Hacienda nos vendían un superavit a
la finalización de cada ejercicio y viajaban a Madrid para
mostrar la bondades de la gestión del Gobierno de Vivas.
Pero la verdad siempre termina saliendo a la luz y hace poco
más de un año nos encontramos con 82 millones de euros de
‘facturas en los cajones’ y con unos niveles de
endeudamiento que no invitan al optimismo precisamente.
Ya pocos se creen lo que su gabinete de prensa nos quiere
vender. Todo estos juegos de artificio, estas engañifas,
tantos malabarismos de palabras, términos económicos y, en
definitiva, disimulos para ocultar las deudas y vendernos
con artes de ilusionistas el conejo de la excelencia bajo la
chistera de Juan Vivas, es el mayor espectáculo del mundo
circense, porque la falta de credibilidad de este Gobierno
local, amparado en un supuesto equilibrio presupuestario y
estabilidad financiera, lleva a los ciudadanos a la
desconfiaza plena
¿Y si mañana es todo lo contrario? ¿Podemos creer a un
Gobierno indeciso y mentiroso? La credibilidad solo se gana
cuando hay un esfuerzo de buscar y comunicar la verdad.
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