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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Feminista de verdad
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hace un mundo que no pego la hebra con Fatima Hamed: diputada de Caballas a la que siempre he mirado con cierta simpatía. Pero tengo la suerte de leerla cada semana. Lo que me permite creer que forma parte de todas esas mujeres que no son ni frágiles, ni evanescentes, sino más bien robustas, duras ante el dolor, y dispuestas a hacerle ver a los hombres que el viejo mito de la Dama de las Camelias es cosa ya de tiempo muy remoto.

FM dedica su artículo del día 27, del mes que corre, a los célebres misóginos. Sí, claro, todos ustedes saben qué es un misógino. Pero por si alguien lo ha olvidado, me van a permitir que se lo recuerde: misógino es persona que siente aversión hacia las mujeres. Y lo primero que nos dice la diputada es que le gusta leer las citas célebres sobre mujeres. Aunque, inmediatamente, nos pone al tanto de la gran indignación que la invade. Tanta, tanta irritación, que se pone a refunfuñar. A manifestar su enojo y desagrado hablando entre dientes.

Varios son los nombres relacionados con la misoginia que nos ofrece FM en su artículo. Hombres que citaron acerca de la mujer con maldad y odio. Y, como no podía ser de otra manera, la diputada les dice a sus lectores que el enfurecimiento se iba apoderando de ella a medida que los iba mencionando. Vamos, que a punto estuvo de darle un jamacuco.

Los malvados son los siguientes por orden de aparición: Eurípides, Napoleón -tachado de acomplejado por FM, y personaje admirado por nuestro alcalde-, Molièr, Oscar Wilde, George Pompidou, William Faulkner y Gustave Flaubert. A tan perversos misóginos les culpa FH de haber creado escuela y de haber conseguido que el mundo esté atiborrado de machistas que hacen gala de su odioso comportamiento. Y lleva razón la diputada. No hay más que ver de qué manera se expresaba un personaje perteneciente a una novela de Delibes: “Lo que sucede es que tú, tú, y la totalidad de los hombres y el noventa y nueve por ciento de las mujeres, en el fondo, sois machistas y punto”.

Paul Valéry decía: “Hay tres clases de mujeres: las fastidiosas, las fastidiantes y las fastidiadoras. Aquel desagradable misógino no se equivocaba del todo- dice Christiane Collange-, a juzgar por lo que dicen los hombres. Por lo demás, cada una de esas tres categorías provoca reacciones diferentes en sus compañeros. Las fastidiosas hacen huir a los hombres. No siempre, porque muchos no tienen valor para hacerlo. Pero a falta de darse el piro, utilizan la escapada: horas suplementarias (aunque no sean pagadas) en la oficina, lectura prolongada del periódico, participación en actividades deportivas o asociativas, sábados por la tarde pasados ante la pequeña pantalla… o en brazos de otra dama.

Las fastidiantes son, por regla general, infinitamente mejor toleradas. Se le conceden algunas circunstancia atenuantes. Cuando se quejan de cargar con todo el trabajo, de no ser ayudadas, de tener que ocuparse de los niños el domingo mientras el señor se va de parrandas… En cambio, las fastidiadoras vuelven a los hombres locos… de amor cuando se cruzan en su camino. Generalmente son bellas, inteligentes, ambiciosas, femeninas, liberadas sexualmente y dejan huellas indelebles en los corazones que conquistan.

Como carezco de espacio en esta columna, le recomiendo a FH, diputada de Caballas, que procure leer “No es fácil ser hombre”. C. Collange, autora del libro, es feminista. Feminista de verdad.
 

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