Las declaraciones del delegado del
Gobierno pidiendo “paciencia y prudencia” a los empresarios
de las naves del Tarajal, con ser una postura lógica y
sensata, no lo es tanto para quienes, desde el sector
comercial, ven cómo se ven perjudicados sus intereses por
diversas razones: estructurales, de organización, políticas
y de seguridad en la frontera. Todo ese conjunto de
adversidades confluyendo con distinta intensidad en el
ámbito comercial, mueven a la inquietud, a la protesta y las
reivindicaciones, ya que no entienden de plazos ni de
“temporadas más o menos largas” -como ha dicho González
Pérez-, para solucionar la problemática de una zona que es
el pulmón comercial de Ceuta.
Las tensiones han surgido cuando se producen perjuicios
económicos importantes para un sector comercial que mueve
muchos millones de euros. Y no es necesario realizar
milagros como señala el representante del Gobierno en Ceuta,
para gestionar fórmulas adecuadas ya que tampoco se está
pidiendo un imposible; más bien, la exigencia va por la
operatividad, eficacia, y dinamismo, de un paso fronterizo
que no puede ser un problema sino una vía de afluencia de
personas en tránsito que requiere medios modernos y
prácticos que vayan mucho más allá de las disputas
políticas.
Si lógico es que González Pérez solicite que no se pongan al
descubierto las debilidades de Ceuta, también lo es que
aquéllos que se están jugando su dinero y ven peligrar su
negocio, eleven el grito al cielo para hacer reaccionar a
las Administraciones que han de velar por sus intereses. No
es cuestión de milagros ni de santería de ninguna clase,
sino de dar respuesta a las demandas de aquéllos empresarios
legitimados para reclamar soluciones a un problema que les
acucia. No dudamos de que el Delegado esté dedicado “a
tiempo completo” a solucionar la problemática, por lo que
confiamos en que las soluciones se encuentren pronto.
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