PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo

 

ACTUALIDAD - JUEVES, 23 DE ENERO DE 2014


juan vivas y yolanda bel. reduan.

caso kibesan
 

¿Debería dimitir Yolanda Bel o le ampara la presunción de inocencia?

Efectivamente, la ley nos ampara a todos a
ser considerados inocentes hasta que se demuestre lo contrario, pero ¿conservarían ustedes en su puesto de trabajo al monitor de una piscina sospechoso de abusar de menores hasta esperar una sentencia judicial?
 

CEUTA
Ramiro T.

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El caso de Yolanda Bel ha abierto el debate en Ceuta sobre si deben los políticos dimitir cuando son imputados. El Partido Popular parece tenerlo claro según sus Estatutos y su Código de Buenas Prácticas. Y digo ‘parece’ porque ‘una cosa es predicar y otra dar trigo’.

Lo cierto es que no hay un consenso generalizado en esta cuestión. Siempre que aparece un caso de corrupción, de tráfico de influencias, de prevaricación en la esfera pública, con cargos electos y representantes de los ciudadanos en general afectados, surge la pregunta: ¿deben dimitir los imputados? ¿les ampara la presunción de inocencia para poder seguir ostentando el cargo?

Efectivamente, la ley ampara a los políticos -y a cualquier otro ciudadano- a ser considerados inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero ¿hay que esperar, pues, a una sentencia judicial? Para reflexionar sobre la respuesta a la pregunta, me gustaría poner primero unos ejemplos.

Imaginemos que hay sospechas fundamentadas de que se han vertido sustancias tóxicas en los acuíferos adyacentes a una ciudad. Opción 1: cortar el agua a cientos de miles de personas (y empresas) para evitar la posibilidad de que mueran muchos de ellos por intoxicación. Opción 2: no cortar el agua para evitar los inconvenientes personales y económicos de dejar sin suministro a ciudadanos y empresas. Seguramente no querremos asumir el riesgo de que haya muertos frente a la posibilidad de daños económicos. Los daños económicos, aunque lamentables, quedan supeditados a la vida de las personas.

Otro ejemplo, imaginemos que hay sospechas fundamentadas de que el monitor de la piscina municipal ha abusado reiteradamente de menores. Opción 1: apartarlo del cargo, alejándolo de toda actividad en la que participen menores para evitar que, si es cierta la sospecha, se reproduzcan más hechos. Opción 2: conservar a la persona en su lugar hasta que se aclaren las dudas para no perjudicar su carrera profesional. Personalmente no querría asumir el riesgo de que mis hijos pudiesen ser objeto de abusos. Ante un daño profesional y unos abusos a menores, tengo claro mi escala de preferencias.

Un último ejemplo. Un carnicero es sospechoso de haber defraudado a Hacienda los impuestos de los últimos dos años. ¿Hace falta cerrarle la carnicería? Ese mismo carnicero es sospechoso de haber utilizado carne en malas condiciones, adulterada químicamente y potencialmente muy perjudicial para la salud pública. ¿Habría que cerrarle la carnicería? Efectivamente, la diferencia entre el primer caso y el segundo es el riesgo de daños a terceros.

El caso de los cargos políticos, por su naturaleza, no son trabajos normales y corrientes. Entre otros motivos, porque controlan grandes cantidades de poder, controlan grandes cantidades de dinero, y operan en una gran asimetría de información. Por estos tres motivos, la confianza no es un factor más, sino uno de los factores más relevantes. Confianza porque una pequeña desviación en los objetivos será difícil de detectar hasta que el daño no sea, con mucha probabilidad, muy grande e irreparable (por el poder y fondos que se manejan).

Igual que a cualquier monitor se le pide confianza además de una cierta titulación, de la misma forma la confianza es, en política, algo que va en el currículum. Como un título más. Y la carencia de confianza -por actuaciones poco honrosas, por antecedentes penales, etc. - es motivo suficiente para inhabilitar al político, como lo son determinados certificados para poder instalar una caldera con gas natural, por ejemplo.

En el caso del carnicero, también debemos confiar en él para creer que la carne que vende es de calidad y, sobre todo, sana. No obstante, que defraude o no a Hacienda, por execrable que nos pueda parecer, no afectará nuestra confianza en la relación que tenemos con él, que no es otra que la compraventa de carne. Mientras confiemos que la carne es sana, sus supuestos delitos (fiscales) solamente serán la comidilla del barrio. En cuanto sus supuestas malas prácticas afecten a la carne que vamos a comer, afectarán nuestra confianza y dejaremos de comprarle la carne. ¿Es justo? A lo mejor. ¿Es justo jugarnos la salud por ser justos con el carnicero? Seguramente no. La confianza no es, pues, un factor más, sino un factor crucial.

Trasladémonos al caso de Yolanda Bel o de cualquier alcalde, concejal, diputado, ministro o presidente que son imputados por algún delito relacionado con su actividad política. ¿Cabe preguntarse si no procede una inhabilitación provisonal, de la misma forma que existe la prisión provisional para otros delitos? Es decir, más allá de si deben ir o no a la cárcel de forma provisional, la pregunta es si la confianza necesaria no se ha visto afectada y merecen una inhabilitación de forma preventiva.

¿Dejamos al cargo electo en plenas funciones hasta que la justicia demuestre su culpabilidad, o lo inhabilitamos para evitar que hipotéticamente pueda volver a delinquir, con el gran impacto que ello puede tener dado el poder y recursos de que dispone?

¿Dejamos al cargo electo en plenas funciones hasta que la justicia demuestre su culpabilidad, o lo inhabilitamos para evitar que hipotéticamente pueda hacer desaparecer pruebas que, dada la asimetría de información, solamente él conoce?

¿Dejamos al cargo electo en plenas funciones hasta que la justicia demuestre su culpabilidad, o lo inhabilitamos para evitar que hipotéticamente pueda manejar los hilos del poder y afectar las declaraciones y decisiones de terceros relacionados con su caso (testigos, víctimas, jueces y fiscales)?

En definitiva, ¿cuál es el hipotético daño de mantenerlo en el cargo respecto al hipotético daño de apartarlo de él? ¿Cuánto y qué queremos arriesgar?

Sí, pero, ¿y la carrera política de una persona? ¿La destrozamos sin más? En primer lugar no son solamente riesgos, sino daños potenciales. Yo siempre me inclinaré por creer que los daños potenciales a la población en caso de corrupción política son mayores que los daños personales al político inocente, aunque esta es, por supuesto, una valoración estrictamente personal.

Además una cosa es la carrera política y otra es la carrera personal. Son muchos los que creen que no debería haber tal carrera política: ni a lo ancho (por acumulación de cargos) ni a lo largo (por mantenerse en la política activa varias legislaturas… o toda una vida). Una dimisión o un cese -y a diferencia de una sentencia en unos tribunales- “solamente” lo inhabilitan a uno para los cargos públicos, quedando toda la esfera privada a su disposición y en consonancia con las capacidades de cada uno.

E insisto, la confianza no es, un factor más, sino un factor crucial. Y hablo de confianza, no de inocencia. Porque lo que en un juicio se demuestra es la culpabilidad, raramente la inocencia. Es decir, o se es culpable o no culpable, no inocente. Es un matiz que tiene mucho sentido en un juicio, pero que puede perderlo en política: uno puede ser no culpable por no poderse demostrar la culpabilidad, o porque las causas han prescrito… o simplemente porque no es delito algo que sí es éticamente reprobable, especialmente para un cargo público. Afirmar, por ejemplo, que uno “está en política para forrarse” no es ilegal, pero es motivo de cese para siempre jamás.

¿Deben los políticos dimitir cuando son imputados? En mi opinión, procede el cálculo de riesgos. Y yo, personalmente, preferiría no arriesgarme mucho.
 


NOTICIAS RELACIONADAS

La consejera Bel no contesta a las preguntas hechas por la acusación

 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto