En primer lugar me gustaría dar la razón a Juan Luis
Aróstegui cuando afirmó ayer que “aquí todo el mundo opina
de lo que no sabe ni conoce”. Aunque la verdad es que quizá
le faltó reconocer que cada vez nos lo ponen más dificil.
Ayer sin ir mas lejos, después de escuchar al presidente
Vivas destrozar las Ciencias Exactas afirmando que “dos más
dos no siempre con cuatro”, o al propio Aróstegui asegura
que “tocar el balón con la mano en el área no siempre es
penalti”, para explicar una Ley, me da la impresión que cada
vez sé menos de todo.
Pero pesar de ello me he atrevido a opinar, aun a riesgo de
recibir mañana la reprimenda de Aróstegui. Y he de reconocer
que si el adagio popular indica que rectificar es de sabios
el presidente Vivas deber exudar sabiduría porque a lo largo
de los últimos años ha dado marcha atrás a varios proyectos
de los que hacía bandera. Ayer, una vez más, durante el
pleno, Vivas volvió a centrar todo su discurso en el
“rectificar es de sabios”. Una creencia que habré oído
cientos de veces y que no es más que un simplificación
mental. El aforismo forma parte de una expresión más amplia
del poeta británico Alexander Pope, según la cual “errar es
humano, perdonar es divino y rectificar es de sabios”.
Pero Vivas cometió un grave desliz al reconocer que “sin
recurso, no estaríamos planteando esto”, ya que la
rectificación sólo demuestra sabiduría cuando no es forzada
por las circunstancias, sino intelectualmente libre. Es
decir, rectificar a tiempo es de sabios, pero forzadamente y
tarde, es simplemente de inútiles.
Sin querer, el Presidente Vivas destapó una realidad… ¿se
han dado cuenta de cuántos inútiles nos rodean que se
complacen con rectificar cuando les llega el agua al cuello?
Podría enumerar la lista, pero últimamente, no me gusta
hacer tanta publicidad gratuita.
Ya lo dijo el expresidente del Gobierno, Felipe González:
“Rectificar es de sabios, y de necios hacerlo a diario”
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