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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 22 DE ENERO DE 2014

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Un trasiego perverso

La reordenación del sector público empresarial, con los riesgos reconocidos en Pleno, pudo haber desencadenado tal hecatombe que podría haber acabado con la carrera política de Juan Vivas. Si 700 trabajadores hubiera quedado en la calle, ¿hubiera soportado eso el Gobierno de la Ciudad? ¿Hubiera sido Ceuta el Gamonal burgalés? Este hecho da una dimensión exacta de dónde pendía la suerte de Vivas: de un finísimo sustento que pudo derivar en algo de dimensiones imprevisibles. El mismo matemático que pulverizó las Ciencias Exactas cuando ayer en Pleno dijo que “dos más dos no siempre son cuatro”, en perfecta simbiosis con su “vicepresidente” en la sombra, que tuvo la desfachatez de decir que su partido no es de oposición sino de gobierno, en una abstracción mental al absurdo, al olvidarse que cuando al PSPC se le hicieron multitud de ofertas de coalición de Gobierno, siempre decía Aróstegui que los votos de los ciudadanos le querían en la oposición.

La credibilidad de esas mentes que creíamos privilegiadas está por los suelos. ¿Alguien se pregunta cuánto ha costado ese cambio de rumbo: antes de sociedades municipales a organismos autónomos y ahora otra vez a sociedades municipales? Un trasiego perverso en el que el propio Vivas reconoce en público que, si no hubiera habido recursos, habría mantenido el tipo aunque reconoce la ilegalidad que suponía. Su adversidad ha sido porque aún por ahí, todavía existe alguna funcionaria que él ha arrinconado y que sabe bastante más de legislación que quien asesora al propio presidente. Y mientras Aróstegui, utilizando símiles futbolísticos sobre que la mano en el área que no siempre es penalti. ¡Menudo gol nos iban a meter!
 

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