En repetidas ocasiones, hemos
dicho que eso del cariño a unos colores, especialmente en el
mundo de la política o en el del deporte, era un simple
camelo y que en una o en la otra actividad lo que prima es,
por encima de todo, el sueldo que llega a finales de mes o a
lo largo de la temporada.
Docenas de veces vimos ya que deportistas, incluso de élite,
que besaban y adoraban el escudo de la entidad en la que
participaban, al tener cualquier contratiempo, por cuestión
de contrato, se han ido a la acera del otro lado, a militar
en el equipo del que habían maldecido miles de veces.
Y en la política, para qué vamos a hablar, uno en cuanto
coge el sillón de una concejalía de ayuntamiento, de los que
pagan, de una alcaldía en la que el alcalde gana más que el
presidente del Gobierno, Ceuta no andará muy lejos de estar
en esa situación, de una diputación provincial, del Congreso
de los Diputados o del Senado, en cualquier caso de esos, ni
echándoles agua hirviendo se marchan de ahí, y si no que
cualquiera haga la prueba con alguno de los concejales de
Ceuta, especialmente de los que llevan más de una
legislatura ahí.
Es sabido de todos que esto ocurre y lo malo de nuestro
sistema de elecciones es que o no votas, o como los
“barandas” que encabezan las listas son los mismos este año
que el pasado y serán los mismos en el futuro, pues ahí
están ellos y sus padrinos, a los que se obedece más que al
propio San José.
Y si esto, especialmente en los ayuntamientos, es el “pan
nuestro de cada día”, en otro tipo de organismos es mucho
más y el último ejemplo lo tenemos en los llamados “díscolos
del PSC” que siguen diciendo que ellos no van a dejar el
acta de diputados.
Y lo malo de esto es que tienen razón, que el acta que
recibe cada uno es suya propia, no es del partido y podrán
dejar el partido o el partido no volverá a contar con ellos,
pero hasta el final de la legislatura los catalanes Marina
Geli, Joan Ignasi Elena y Nuria Ventura seguirán siendo
diputados.
No hay más vuelta de hoja, aquí bien por convicción, porque
les hace falta ese sueldo para seguir viviendo, o porque les
ha dado la gana, estos tres se han pasado por ahí ... a su
partido, el PSC, y ellos votarán lo que quieran, se aliarán
con el mismo diablo y no se rendirán a lo que se les diga,
desde Madrid o desde Barcelona. Son diputados, han sido
elegidos democráticamente y legítimamente son dueños
absolutos de sus actas de diputados.
Llegados a esta situación, la cosa queda muy clara de por
qué aparecen, más veces de las debidas, personajes
totalmente amorfos e incompetentes, que no sirven para nada,
y están en unas candidaturas. Bueno, eso de servir, sirven
para algo, para obedecer al que configuró esas listas
electorales y para no dar quebraderos de cabeza al propio
partido.
Ahora bien, estos tres casos acaban de demostrar que eran,
pero no son, obedientes. Entraron y han traicionado a quien
hizo las listas y a muchos de los que les votaron, pero eso,
en la casta política, es tan normal, que no hace falta más
que pasarse por la Santa Casa Madre de aquí de Ceuta, para
recordar que las siglas del PP, en unos tiempos ya muy
lejanos, llegaron al poder por la desbandada que hubo desde
el GIL que había sido quien les había colocado en una
candidatura, pero cuando llegó la ocasión propicia, me
gustaría saber a qué precio, se fueron al enemigo. Esto,
pues, también pasa aquí.
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