Ante los muchos políticos
imputados, motivo de escándalo nacional, los dirigentes del
Partido Popular decidieron en 2012, durante un congreso
celebrado en Sevilla, incluir en lo que ellos han dado en
llamar “carta de compromisos” las obligaciones que tienen
los cargos citados por un juez, una vez visto indicios
racionales de delito en la denuncia. La primera es comunicar
el hecho a la dirección del partido y luego someterse a lo
que decida el Comité Nacional de Derechos y Garantías.
Yolanda Bel tiene que declarar mañana en un juzgado
de Ceuta. Por haber sido admitida a trámite la denuncia
presentada en su momento por “Conciencia Libre”. Que es una
asociación contra la corrupción. El cargo es un presunto
delito de prevaricación y tráfico de influencias. El asunto
es conocido como el ‘caso Kibesan’. Y conviene decir que
desde entonces no se ha dejado de hablar y escribir sobre
una cuestión que ha puesto entre la espada y la pared a la
consejera de Presidencia, Gobernación y Empleo, amén de
secretaria general del partido.
Lo que todavía no sabemos es si YB ha cumplido con lo que
exige esa “carta de compromisos” de su partido. Aunque uno
se imagina que no habrá sido tan lerda como para creer que
lo que ocurre en Ceuta no le interesa a nadie y mucho menos
a los manda de la calle Génova. Y, por consiguiente, se
habrá hecho la Belinda, quizá asesorada por su admirado
alcalde.
De haber sido así, es decir, si YB ha permanecido muda de
solemnidad, confiada en que antes hubo compañeros suyos que
también fueron imputados y que siguieron ocupando cargos,
como si tal cosa y sin recibir la menor muestra de desagrado
desde Madrid, habría cometido un error mayúsculo.
En principio, porque es la mujer más representativa del PP
en Ceuta. Por razones evidentes. Y también, cómo no, porque
se ha distinguido siempre por enarbolar la bandera de la
honradez. Motivo suficiente para que uno le recuerde que los
políticos honrados suelen quitarse de en medio cuando cae
sobre ellos la sospecha. Algo que ella, tan legalista en
todo momento, debería haber hecho ya. Sin tener que esperar
a lo que decida el juez.
No obstante, sí es cierto que YB ha estado llena de dudas en
los últimos meses. Me consta que sus vacilaciones han sido
tantas como verdad es que ha estado en un tris de decirle a
su admirado Vivas que no lo aguantaba ni un minuto
más. Y que dejaba la política activa para dedicarse a la
enseñanza. Pero no crean que el motivo fuera la imputación.
No. Por más que ir a un juzgado no sea plato de buen gusto.
Su disconformidad con su admirado alcalde fue otra: la de
verse desplazada de la diestra de éste por la llegada de
alguien a quien nuestro alcalde necesitaba para hacerle
frente con desparpajo a los innumerables problemas
existentes en el gobierno.
Fueron los malditos celos, a los que me referí fechas atrás,
los que influyeron negativamente en la consejera de varias
cosas, además de secretaria general del partido. Los celos
de verse superada por otro compañero que había copado todo
el interés de Vivas y de la prensa local, pasando ella a un
discreto segundo plano, los que la pusieron al borde de
darse el bote.
Ahora, el azar, en forma de mala suerte, y no para ella,
precisamente, le ha devuelto la alegría y le ha hecho
recuperar el palmito. Que se le estaba poniendo mustio. Y
hasta piensa hacerse tirabuzones con la… imputación.
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