Y sin solución inmediata, o eso me
parece a mí, en la situación en que nos estamos moviendo,
desde hace ya varios años.
Naturalmente, esos problemas van generando otros y ni con
parches mal puestos, ni con soluciones de medio pelo, vemos
que esto pueda llegar a tener una solución definitiva.
El primero de esos problemas, ya nadie es capaz de negarlo,
es el paro que, ni antes con los “brotes verdes” que se
fueron marchitando antes de crecer, ni ahora con esos
síntomas inexistentes de mejorías, son capaces de ir
paliando este paro que está afectando muy seriamente a miles
de familias, a lo largo y ancho de todo el país.
Y hace muy pocos días, sin que haya terminado el problema,
hemos visto la extensión de esa problemática en otra serie
encadenada de más líos, en Burgos, en las ya conocidas
protestas de Gamonal.
Y es que, en una situación en la que los habitantes de esa
barriada y otras cercanas hubieran tenido asegurado el pan
diario, teniendo que madrugar, diariamente, para ir a su
trabajo, las obras que, con toda seguridad iban a dejar
mucho mejor la calle donde se iban a hacer, estoy convencido
de que ningún vecino hubiera caído en la idea de que aquello
era perjudicial para nadie.
Pero cuando uno no tiene nada que hacer, el vecino tampoco y
los que pasan por allí otro tanto de lo mismo, se va liando
el follón y se ha llegado a crear un verdadero problema con
“repercusiones” en el resto del país, es cierto que azuzado,
también, por profesionales de los alborotos desde todas
partes.
Obviamente, esos alteradores del orden establecido saben muy
bien cuando hay que aprovecharse de las situaciones de
penurias y de descontento que hay en quienes nada tienen que
hacer, porque se les está negando un puesto de trabajo.
El paro, pues, y no es descubrir el Mediterráneo, está hoy
en la base de todos los problemas que nos rodean.
Y la insatisfacción aquí acarrea la insatisfacción en la
casa, con tensiones, cada vez más fuertes, que van forjando
el carácter de los más jóvenes en una dirección que en otras
situaciones sería muy diferente.
Esa desviación de carácter, traducido en actuaciones de
muchos jóvenes, es lo que está trayendo, y cada día más, los
frecuentes desórdenes, desde la plaza del barrio hasta las
escuelas o los diferentes centros de educación, donde se va
haciendo complicado hacer ver, especialmente, a aquellos que
se sienten unos desheredados que una formación, en
condiciones, les puede llevar a ellos a otra situación
distinta de la que ahora tienen.
Y como los que lo tienen, y lo han venido teniendo casi
todo, no parecen conformarse con lo que han adquirido, al
mostrarse como “la casta superior”,a toda esta serie de
conflictos se nos ha añadido, desde hace ya muchos meses, el
intento de aventura que propugna Arturo Mas, con un
constante amagar y amagar, cada día un poco más, con la
separación de su comunidad autonómica del resto de España,
para formar un Estado independiente.
Y para que ese problema se extienda un poco más, a todas las
otras comunidades autonómicas que quisieran tener lo mismo
que va buscando el tal Arturo, ahora nos sale el aventurero
con que “con la consulta no se quiere atacar a España”, y es
en lo único que dice la verdad, pero una verdad a medias,
porque lo que sí quiere con esa consulta es sablear un poco
más, intentando lograr más dinero para paliar la situación
que él mismo ha creado. Otro problema más.
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