El Partido Popular aprobó, hace
dos años, la Ponencia de Estatutos que obligaba a dimitir a
sus cargos públicos imputados si dañaban la imagen del
partido en un ejercicio higiénico de depurar
resposabilidades. Una premisa que aquí, en Ceuta, parecen no
cumplirse, a la vista de la imputación de Yolanda Bel por el
caso Kibesan.
¿Deben los políticos dimitir cuando son imputados? No hay un
consenso generalizado en esta cuestión. Los distintos
sociólogos, expertos juristas y altos cargos que abordan
este asunto mantienen opiniones contrapuestas sobre qué es
lo más conveniente para un político que se enfrenta a un
proceso judicial. Ser imputado es un estatus procesal: una
persona sobre la que alguien dice que cometió un delito y el
juez piensa que hay unos indicios que así lo acreditan. Para
algunos expertos, la dimisión es un tema estrictamente
personal del imputado.
Algunos juristas se muestran más tajantes. Consideran que
cualquier cargo público debería dimitir cuando existe una
resolución judicial que le afecte en un procedimiento. Un
juez no imputa gratuitamente, y si lo ha hecho, será porque
ha visto indicios de delito. La presunción de inocencia pesa
por encima de todo, pero un político debe abandonar su
cargo, al menos de manera temporal, para afrontar su
situación judicial. Si embargo, en opinión de algunos
sociólogo en un Estado de Derecho es necesario dejar actuar
a la Justicia, por lo que el hecho de estar imputado no
debería suponer la dimisión automática.
Pero, ¿qué dicen los ciudadanos sobre este asunto? Al fin y
al cabo son los electores, y por tanto, quiénes eligen a sus
representantes políticos en las elecciones cada cuatro años.
La mayoría de ciudadanos consultados en múltiples encuentas
no quieren que los partidos pongan paños calientes a los
políticos imputados por casos de corrupción y consideran
conveniente que todos los que se ven involucrados en esas
situaciones abandonen sus responsabilidades.
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