Uno de esos amigos a los que le
tengo ley de la buena, cuando llegó la democracia a España,
me dijo que la democracia se diferenciaba de la dictadura,
en que la dictadura era uno sólo y la democracia era una
dictadura de partidos.
Con el paso del tiempo, viendo lo que se está viendo, cada
vez me parece más acertada la opinión que mi amigo tenía de
la democracia en el supuesto, que es muco suponer, en este
país de nuestras culpas vivamos en una democracia real o
algo parecido, con una Ley Electoral caduca y trasnochada,
donde eso de ir a una segunda vuelta dejando fuera a unos
partiditos que no representan nada no es posible o eso de
las lista abiertas donde usted, como yo, podamos decidir
quiénes queremos que nos gobiernen, a los mandas les parece
algo poco menos que imposible, porque muchos de esa gran
mayoría de la mediocridad de los llamados políticos
quedarían fuera de las mismas.
Y pensando en la frase de mí amigo, sobre su opinión sobre
la democracia que tenemos le tengo que dar la razón, tanto
en cuanto, existe la llamada disciplina de partido, donde
todos tienen que votar lo que haya decidido un ministro a la
hora de sacar una ley. Y eso es lo que hay. Y ya se sabe el
que vote lo contrario no sale más en la foto, teniendo sus
días contados en el cargo que esté ocupando en esos
momentos.
Sin ir más lejos tenemos la propuesta de la nueva Ley del
Aborto, donde muchos de los pesos pesados del Partido
Popular no están de acuerdo con la misma, y sin embargo si
esa ley quieren por las razones que sean, que salga
adelante, todos tendrán que votar lo que se haya decidido,
aunque no estén de acuerdo con la misma.
Sin duda alguna es una imposición, coartando la libertad del
individuo a la hora de emitir su voto. Eso, guste o deje de
gustas, no es más que una dictadura pura y dura, ya que el
individuo carece de libertad alguna a la hora de emitir su
voto, teniendo que ajustarse a la decisión del que manda,
sin derecho a protesta alguna.
O vota lo que está impuesto por quien manda o el sillón en
el que está sentado ganado una pasta gansa, le va a durar
menos que un pastel en la puerta de un colegio. Y, claro, la
cosa no esta para perder un sillón que le está dando de
comer y ciertas prebendas, Además, si en algunos caso, se
deja el sillón dónde van a ir, sino saben hacer otra cosa,
que dar vuelta a la llave, para decir si o no. Así que a
votar lo que ordenen y a dejarse de tonterías, porque por
una tontería se puede perder el sillón donde se gana una
pasta gansa, por el sólo hecho de sentarse en el mismo a
verlas venir y a obedecer ciegamente cuando se nos ordene.
¡¡Ele el arte y la mediocridad del personal!!.
Pasa igual que a la hora de realizar las listas electorales,
pues aunque exista un Comité electoral, o sea los que tienen
que decidir, se hará lo que haya decidido el manda de turno,
que llevará en la misma a aquellos que a él más le convenga
eligiendo, eso sí, a todos aquellos que sin pensárselo dos
veces, digan a todo “si, bwana”.Una nueva imposición que hay
que aceptar, aunque cuando se hacen pública la lista, las
bases, pregunten ¿Y éste quién y éste otro cómo va en la
lista si es un inútil, que no vale para nada?. ¿Democracia o
dictadura de partidos?. Es la pregunta del millón.
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