La postura del colectivo sirio,
rememorando recientes hechos ocurridos en la misma Plaza de
los Reyes que vuelven a tomar como asentamiento de protesta
es una reivindicación que parece tener el “efecto llamada de
Melilla”, a tenor de lo sucedido en la ciudad hermana.
Llevar los comportamientos al escaparate del centro de la
ciudad, es una evidencia de que quieren hacer ostensible,
fehaciente y expuesta a la opinión pública, una presión
mediática al procedimiento legal establecido al efecto en
estos casos.
Aunque la razón les asiste al demandar una solución para su
situación similar a la adoptada en Melilla con 200
compatriotas, el punto de vista legal no puede estar
condicionado por circunstancias ajenas a la normativa
vigente. Una cuestión humanitaria nunca ha de confundirse
con el respeto a la ley y al Estado de derecho. Por ello,
quienes vienen a España buscando asilo político, también han
de saber que ésta no es tierra propicia al conflicto
“importado” por el simple hecho de que se huya de una guerra
o de otras circunstancias. Además, que de 45 solicitudes se
hayan atendido en su tramitación nueve, tampoco puede ser un
detonante para provocar o intentar el desorden público en el
centro de la ciudad.
La “sentada” en la Plaza de los Reyes como señal de protesta
parece una constante para los inmigrantes. Alguien les
conduce para situarlos ante Delegación del Gobierno para
presionar por sus circunstancias. Unos hechos que no pueden
solucionarse a base de posturas de fuerza o conductas que
llamen a la compasión. Buscar un mundo mejor no está reñido
con atenerse a la legislación que rige en el lugar de
“acogida”. Esperar un país anárquico, sin un control
estricto a la inmigración ilegal supone un craso error. Los
sirios no pueden esperar autorizaciones de asilo a golpe de
presión.
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