Mohamed Alí se equivoca. Lo hace cuando critica a otro
partido de la oposición (el PSOE) y apoya al Gobierno;
vuelve a hacerlo cuando se jacta de “hacer bien su trabajo”
y se ve involucrado en un proceso de “marcha atrás” con
rectificación de acuerdo plenario y, otro tanto sucede
cuando presume de haberse reunido con funcionarios y
gerentes, ahora “a posteriori”, en vez de hacerlo antes de
comprometer su voto en apoyo de Juan Vivas y su
reestructuración del sector empresarial que varios recursos
han tildado de ilegal. Actuar de esta manera, no es hacer
las cosas bien, señor Alí. Es de una torpeza infinita.
Califica a José Antonio Carracao de ejercer una oposición
“infantil”, de decir chorradas en lugar de proponer. Y lo
hace a un partido que “destapó” el caso Urbaser, al igual
que el asunto Kibesan; lo que para Mohamed Alí debe ser una
“chorrada” es que se hayan judicializado ambos “casos” y
haya incluso imputaciones. Si esta es la forma de entender
la política “infantil” y de “chorradas” del señor Alí, va
muy bien despachado con su sentido de oposición responsable,
cuando la verdadera irresponsabilidad es apoyar un proceso
que se sabía ilegal, así como el apoyo ciego a un Gobierno
sin controlar ese mismo proceso que había encendido algunas
alarmas y que ahora se dice “mal hecho”. Con estas premisas,
Caballas y por extensión Alí, no están en condiciones de dar
lecciones a nadie, sin ejercer las suyas propias con rigor y
firmeza. Su voto favorable al proceso de Vivas en la
reestructuración del sector periférico ha supuesto un apoyo
implícito a los errores de éste y no puede “venderse” como
una oposición responsable tal veleidad.
La irresponsabilidad, señor Alí no siempre se ejercer con lo
que se dice, sino, como es su caso y el de su coalición en
este asunto, con lo que se hace: apoyar un proceso ilegal y
ahora bajarse del barco como un triunfador. Por favor, ni se
engañe ni traten de engañarnos.
|