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OPINIÓN - LUNES, 13 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Toca fútbol
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me siento ante el televisor dispuesto a ver el Atlético de Madrid-Barcelona, hecho a la idea de que los dos mejores equipos de la primera vuelta que va a finalizar, me harán disfrutar de lo lindo. Lo justo como para olvidarme del caos que reina actualmente en la vida política española. Fiasco de partido. QEl atlético no es que sea un equipo exquisito manejando el balón. Ni lo ha sido ni lo será. Ni falta que le hace. Sobre todo cuando le ha venido bastando y sobrando en los últimos tiempos con saber sus futbolistas a qué juegan y a no salirse de las normas dictadas por su entrenador. Que es el verdadero líder de conjunto colchonero. Y a fe que los resultados hacen que Simeone sea uno de los técnicos más valorado en el panorama futbolístico internacional.

Los jugadores del atleti se suelen emplear siempre con una dureza rayana en lo punible. Y en no pocas ocasiones se pasan de los límites establecido por el Reglamento. Pero cuentan con un factor primordial, que años atrás no tenían: los árbitros se han sumado con alegría manifiesta a ese resurgir de “El Pupas” y hacen la vista gorda ante las entradas “viriles” de tipos como Godín, Gabi, Koke y, por supuesto, del aguerrido Diego Costa. ¿Por qué los árbitros han venido ayudando al conjunto rojiblanco? Porque ya era hora de que la Liga española no fuera cosa de dos. E incluso que a veces el Madrid se distanciara del Barcelona o éste de su rival y entonces el interés del Campeonato sólo radicaba en ver qué equipos descendían o qué otros lograban jugar en Europa.

Los futbolistas del Barça llegaron al Manzanares sabiendo sobradamente que iban a enfrentarse a un equipo que no gana los partidos repartiendo peladillas. Y su entrenador, que sabe cómo se las gastan los equipos de su paisano Simeone, decidió que el mejor remedio era evitarle los peores momentos a sus dos estrellas principales: Messi y Neymar. Esperanzado de que en el fragor de la lucha de los primeros 45 minutos el equipo local pudiera haberse cargado de tarjetas o bien se hubiera quedado con diez. Pero no contó con que el árbitro era un tal Mateo Lahoz: al que parece gustarle el fútbol al estilo del que jugaba aquel Belauste, vasco él y que, cada dos por tres, pedía el balón de esta guisa: “¡A mí que los arrollo!”.

Arrollado fue muy pronto Iniesta. Y su cara, de natural nívea, se puso pálida tras recibir estopa por lo bajinis. Lo que hizo cundir la alarma entre los suyos. Así, Pedro se fue diluyendo como el bravo de Alexis. Momentos en los que cobraron también Alves, Busquets y hasta Mascherano que pasaba por allí. Mientras que Xavi, viendo lo que veía, se abstenía muy bien de hacerse el machote en día poco apropiado para sacar pecho.

Primera parte para olvidar y todas las esperanzas puestas en que, tras el descanso, el atleti pudiera dar tres pases seguidos y Simeone decidiera prescindir de Villa que no deja de ser un futbolista más que venido a menos. Del Barcelona se esperaba que Messi y Neymar salieran a escena para darle matarile a unos rivales que habían corrido tanto detrás de la pelota que seguramente darían muestras de cansancio. Nada de ello sucedió: porque Messi y Neymar se limitaron nada más que a dejar pinceladas de su clase. Y fue precisamente cuando los locales, con la participación de Raúl García y el despertar de Turan, combinaron mejor y se hicieron ilusiones de ganar. En fin, empate a cero. Resultado que, en esta ocasión, es fiel reflejo del escaso juego exhibido por Atlético y Barcelona. En rigor, debo decir que me divertí mucho más oyendo largar al juez Elpidio José Silva en la Sexta, poco tiempo después de haber concluido el partido entre dos equipos que han sumado ya 51 puntos. Y ya, aprovechando la ocasión, no tengo el menor inconveniente en proclamar que el discurso de Silva está ganando adeptos a cada paso.

¿Excéntrico, dice usted? Lo que dice el juez Silva son verdades como puños. A las que hay que prestarles suma atención.
 

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