Desde hace dos años la sociedad
viene sufriendo las numerosas medidas antisociales que ha
vendio poniendo en práctica el Gobierno. Durante este
periodo de tiempo han sido innumerables las manifestaciones,
protestas, altercados, huelgas que se han desarrollado para
mostrar el rotundo rechazo de una sociedad a todas estas
leyes, decretos y medidas que, gracias a una mayoría
absoluta, logran poner en funcionamiento sin el más mínimo
temor a que puedan ser tumbadas por el camino. Pero poco a
poco, y con el tiempo, estas medidas ya no reciben el total
apoyo de todos los integrantes del Partido Popular. Empiezan
a existir críticas desde el mismo seno y contramedidas para
paliar o esquivar estas medidas, que en la gran mayoría de
los casos generan un importante daño a los más
desfavorecidos.
Prueba de ello es la última Ley del Aborto, que ha recibido
importantes críticas desde el propio Partido Popular, o el
copago farmacéutico que ya en nueve comunidades, muchas de
ellas gestionadas por el PP, el Gobierno autonómico ha
decidido hacerse cargo de este copago al considerar que se
trata de una medida con la que no se solventa nada y por el
contrario daña al usuario, como así lo manifestaba
recientemente la presidenta de Castilla La Mancha, María
Dolores de Cospedal. Ahora, le ha tocado el turno al Consejo
de Estado que ha elaborado un informe negativo hacia el
copago del Transporte Sanitario no Urgente que desde el
Ministerio de Sanidad se quiere poner en marcha,
considerando que dicho ministerio debe dotar de “mayor
eficiencia, claridad y precisión” todo el régimen de gestión
de este nuevo copago y que el ahorro previsto con esta
medida puede verse “frustrado” por la puesta en marcha de un
sistema de cobro.
Poco a poco son más las voces que se alzan contra todas
estas medidas, pero lo más importante es que esas voces ya
no sólo provienen de la calle sino que comienzan a oirse
desde el seno del propio partido que propone estas leyes, a
través de ciertos políticos que parece que se les ha subido
el cargo y la mayoría a la cabeza y ejecutan a su antojo y
sin consideración ninguna, medidas que ahogan cada vez más a
una sociedad cansada de esta sobreexplotación económica y
moral.
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