Normalmente, cuando ocurre la
desaparición de alguna persona, el tiempo siempre juega un
factor importantísimo. Rara vez el final suele ser el
deseado y así quedó constatado ayer al conocer, a través de
las redes sociales, que el joven submarinista ceutí, Laarbi
Hosain Mohamed, fue encontrado sin vida en las inmediaciones
de la localidad granadina de Almuñecar, después de llevar
dos semanas desaparecido. Pese a las innumerables horas
dedicadas a su búsqueda, por mar, aire y tierra, desde que
la familia denunciara su desaparición mientras realizaba una
de sus grandes pasiones, la pesca submarina, esta vez el
destino ha querido ser cruel y no ha permitido a la familia
de Laarbi seguir disfrutando de su presencia. Estos son
duros y difíciles momentos que ponen más si cabe de relieve,
que la pérdida de un ser querido, el dolor de una viuda y de
unos huérfanos, en este caso, eclipsa por completo todas
esas preocupaciones que a diario tiene y que están a la
orden del día como es la crisis, el paro, la corrupción, la
inseguridad, etc. Ayer fue un día triste, un día cargado de
mensajes de apoyo y muestras de cariño hacia una familia
rota por el dolor y que hasta el último instante permanecía
aferrada a la esperanza de ver con vida nuevamente a Laarbi
Hosain Mohamed. Ayer, los ceutíes volvían hacer gala de esa
convivencia, de esa solidaridad y de ese alto grado de unión
que surje siempre que un “caballa” pasa por un mal momento.
Hoy, desde esta editorial, esta redacción del diario EL
PUEBLO DE CEUTA, queremos unirnos al dolor de la familia de
Laarbi y mostrarle nuestras más sinceras condolencias y
nuestro apoyo en estos difíciles momentos. Laarbi Hosain
Mohamed, descanse en paz.
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