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OPINIÓN - VIERNES, 10 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los sindicatos no se fían
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Después de catorce días sin pisar la calle, por alifafes invernales, hoy jueves, cuando escribo, he vuelto a darme mi paseo por el centro de la ciudad. Y he tenido la oportunidad de enterarme de la inquietud que están viviendo los empleados de las sociedades municipales. Asunto harto peliagudo y complejo. Porque, como bien me dice un afectado, nadie se fía de Juan Vivas.

Y quien así se manifiesta es, precisamente, uno de los muchos empleados que consiguieron serlo mediante la dedocracía. Sistema de nombramiento a dedo que le debe a Juan Luis Aróstegui. Y del que habla más que bien a la par que me expresa sus quejas por el maltrato que, según él, le dispenso.

Tras pronunciarse así, no me cabe más que preguntarle las razones que tienen los trabajadores de las empresas públicas para desconfiar de Vivas. Siendo éste un alcalde que es votado, una y otra vez, por mayoría absoluta y que es tenido en la ciudad como alguien a quien habrá que rendirle los mismos honores en su momento que a Antonio López Sánchez Prado. Amén de que ha recurrido a los sindicatos a fin de que fiscalicen todas las acciones.

Y mi interlocutor no se corta lo más mínimo en darme su parecer: Vamos a ver De la Torre, nuestro alcalde desprecia a los sindicatos. Tiene muy mala opinión de ellos. Es más, siempre ha pensado lo mismo que el expresidente de la patronal, José María Cuevas: “Los sindicatos no piden concesiones para mejorar la situación de los trabajadores, sólo van a mantener su cuota de poder en la sociedad y presionar para lograr decisiones políticas del Gobierno”.

Así que se me ocurre preguntar: ¿acaso nuestro alcalde está intentando valerse de los sindicatos para que éstos apechuguen con las culpas de las resoluciones que sean tomadas en su momento?

-Sí, claro que sí; me dice quien da muestras evidentes de hallarse en una situación muy apurada.

Entonces, a qué viene que nuestro alcalde no cese de decirles a los sindicatos que él desea más que nadie preservar todos los puestos de trabajo concernientes a unas empresas públicas usadas por él y por otros políticos con afán desmedido de clientelismo pero que necesita de la ayuda del sindicalismo más que nunca. En suma, que acepten las condiciones que imponga el gobierno local.

Creo, dice la persona con la que dialogo, que la postura del alcalde es la que corresponde a un político que nos tiene acostumbrados a que cuando le ha tocado tomar decisiones importantes siempre ha buscado la anuencia de otros organismos y personas que avalen sus decisiones. Con el fin de apuntarse los éxitos si los hubiere. Y a fe que los sabe vender mejor que nadie. En cambio, si surge el fracaso no se corta lo más mínimo en propalar que se produjo mediante una decisión aprobada por consenso habido entre partes.

En este caso, si no te he entendido mal, amigo, lo que nuestro alcalde está deseando es que los sindicatos se dejen seducir por sus argucias para que vuelva a producirse el triunfo de la ilegalidad en un asunto donde están en juego setecientos empleos. Asegurándose, por encima de todo, que los dirigentes sindicales participen del hecho.

-No has entendido mal. Pero te puedo asegurar que los sindicatos no se dejarán sorprender. Y mucho menos el secretario general de CCOO. Tan denostado por ti.

Ojalá que sea así.
 

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