La familia de Abdeluahib Sadik Mohamed, de 28 años, detenido
el domingo en el aeropuerto de Málaga por participar en la
“guerra santa” en Siria, lo define como un joven “muy
influenciable” y ha señalado que él mismo se marchó en mayo
a dicho país tras ser captado por las redes yihadistas.
Abdelhuahib Sadik fue arrestado en Málaga cuando se bajaba
de un avión procedente de Estambul (Turquía) y el Ministerio
del Interior considera que se trata de un joven “muy
peligroso” al señalar que los yihadistas retornados vuelven
preparados para perpetrar atentados, como ya publicara este
periódico en su edición de ayer.
Fuentes del entorno familiar han dicho a los periodistas en
Ceuta que se trata de una persona muy influenciable que
había sido captada y manipulada en Ceuta para partir hacia
Siria, según publica El Mundo en su edición digital
Abdelhuahib es el quinto de ocho hermanos criado en la
barriada del Príncipe Alfonso pero que residía cerca del
centro de la ciudad en una zona conocida como Recinto Sur.
El joven está casado, es padre de dos hijas de 4 y 3 años y
permanecía desde hace varios meses en el paro al no
encontrar trabajo relacionado con la construcción, han
añadido las fuentes.
En este sentido hay explicar que en un trabajo elaborado por
el profesor Javier Jordán, del departamento de Ciencia
Política y de la Administración de la Universidad de
Granada, y Humberto Trujillo, del departamento de Psicología
Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento,
profesor en la misma universidad, que bajo el título
Entornos favorables al reclutamiento yihadista; El Barrio
del Príncipe, se analiza este fenómeno. El estudio vienen a
reafirmar que el ceutí detenido en Málaga se ajusta al
perfil para ser captado perfectamente por la redes
yihadistas.
En el primero de los informes, el de los profesores de la
Universidad de Granada, se explica que en el barrio del
Príncipe no parece difícil que una persona caiga “en un
nicho social de marginalidad social, como consecuencia de no
tener cubiertas sus necesidades básicas o de ser perseguido
por algún hecho delictivo...”
También puede caer, prosigue el trabajo, en una
“marginalidad percibida, por sentirse una ciudadano de
segunda al no haber alcanzado el estatus social deseado o
por entender que está siendo discriminado por razones
políticas, culturales, religiosas o étnicas...”
Bajo estas condiciones, según el estudio, es muy posible que
la persona puede verse “abocada a un estado de baja
inmunidad psicológica y orgánica y que, por lo tanto, sea
poco resistente a las muchas y diversas amenazas presentes
en su ambiente cotidiano”.
Esta es una de las razones, según exponen los profesores,
por las que una persona es fácil que empiece a perder su
“identidad individual como consecuencia de no estar segura
de si misma y percibirse sin control sobre los
acontecimientos”. En resumidas cuentas, se estaría ante una
persona sin motivación hacia sus logros personales y, por lo
tanto, “fácil de persuadir”. Como consecuencia, los autores
del trabajo, agregan que una persona en estas circunstancias
puede empezar a “pensar de forma profusa y compulsiva que
sus males están causados por el entorno social que le rodea,
por las personas que lo conforman, a lo que los reclutadores
sabrán sacarle buen rendimiento en favor de la captación”.
Estas hipótesis, aunque en el trabajo se barajan otras
muchas, vendrían corroborar con lo afirmado por la familia
del yihadista detenido el domingo en Málaga.
Por otro lado, en el estudio Yihadistas en Siria procedentes
de España: hechos y cifras del Instituto Elcano se explica
que el perfil de los ceutíes que se unieron a la yihad y
fueron a Siria son personas varones, de edades comprendidas
desde los 16 hasta los 49 años, aun cuando la mayoría de
ellos se encontraba entre mediada la veintena e inicios de
la treintena. En general, su estado civil es el de casado.
Estos datos están en consonancia con el perfil
sociodemográfico que viene caracterizando a los yihadistas
en España desde la década de los 90.
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