Así no era exactamente en título
de la película de Almodóvar, pero para el caso da igual. O
quizá no, mejor había que poner que en Ceuta la película que
se está rodando bien podría llamarse políticos y sindicatos,
al borde de un ataque de nervios
La primera parte del nuevo film ya se ha rodado y los
recursos presentados por varios funcionarios han provocado
que muchos estén viviendo unos momentos de nervios y de
incertidumbre. Tanto es así, que alguno, que la plaza que
ostenta se la ajustaron a la medida gracias a un master de
esos raritos que se hacen por ahí y que un día se dio cuenta
que lo podía incluir en su currículo, no deja de preguntar
para conocer quién asesora a los que publican algunas
informaciones. Desde aquí, decirle sólo que está garantizado
que estos asesores no cobran indemnizaciones por ello, como
si hacen otros.
Pero centrándose en el asunto, lo cierto es que ni el
Gobierno de Vivas ni los sindicatos atraviesan su mejor
momento y se les está empezando a atravesar la dichosita
reestructuración. Protegidos por el escudo del acuerdo
alcanzado con los representantes de los trabajadores, los
del equipo de Vivas y los que están por detrás de todo el
proceso -hay muchos ideólogos que sólo buscan su bienestar y
la defensa de sus puestos- pensaron que no iba a pasar nada,
ya que la jugada estaba perfectamente planteada. ¿Cómo se
iba a permitir un despido? Papeletón, sin duda, para los
sindicalistas o lo que es lo mismo, gol por la escuadra.
Luego llegan los recursos y la cosa no empieza a pintar tan
bonita, ya que los representantes de los trabajadores se dan
cuenta que comienzan a perder apoyos a pasos agigantados
entre los funcionarios, entre ellos, muchos de sus
afiliados. Hay mucho murmullo en los pasillos y un gran tufo
a traición.
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