La cuestión migratoria y la polémica situación que plantea
es un tema motivo de análisis por parte de la senadora por
Ceuta, Luz Elena Sanín, quien en su condición de miembro de
la Comisión de Inmigración, Asilo y Refugiados de la
Asamblea permanente del Consejo de Europa, es una opinión a
tener en cuenta sobre los planteamientos que se formulan en
esos foros internacionales, acerca de la inmigración.
“Desde la eliminación de las fronteras de los Estados
miembros de la Unión Europea, se han fortalecido las
fronteras externas contra la inmigración. Siempre he
planteado en los foros europeos que Ceuta y Melilla son las
únicas fronteras terrestres de la UE en donde tendría que
reforzarse, de manera muy especial, ese control fronterizo
por parte de la UE, aunque Marruecos colabore de manera
firme e importante en el fenómeno de la inmigración, ya que
no se evitará que se sigan produciendo intentos de entradas
masivas de manera ilegal”.
Por ello, Luz Elena Sanín considera que “es un fenómeno a
atajar, ya que ningún país puede soportar una burbuja
migratoria de terceros países ajenos a la Unión Europea de
estas dimensiones. De ahí que hay que entenderlo como un
asunto de plena competencia de la UE, por ser frontera
exterior, pero el Estado español debería coadyuvar con
mecanismos para controlar la inmigración procedente de los
países del entorno”.
Así lo entendió el ministro de Asuntos Exteriores, José
Manuel García Margallo, en una reciente comparecencia en el
Senado, donde manifestó que “habrá que reforzar en mayor
medida las fronteras externas”.
Una afirmación que adquiere valor, ya que la inmigración no
cesa pese a la colaboración de Marruecos y constituye un
flujo tan importante, que se producen avalanchas con
demasiada frecuencia.
Sin embargo, el titular de Exteriores, no especificó en la
Cámara Alta los mecanismos para reforzar ese control
fronterizo, por lo que hay que entenderlo -según la
senadora-, “ a través de la colaboración de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado”.
En cuanto a las polémicas concertinas, Luz Elena Sanín
indica que “si son peligrosas para la integridad física de
las personas, habrá que poner en todo el vallado señales de
peligro advirtiendo de ello, en distintos idiomas, como
aviso. Con señales identificativas de peligro, tendrían
consecuencias disuasorias para saltar la valla, aunque lo
más importante es controlar a las mafias que están
perfectamente organizadas vulnerando los derechos humanos de
la gente que, por necesidad, se ve forzada a abandonar a su
familia, a sus hijos o a sus padres. esa trata de seres
humanos con fines de explotación laboral o sexual, se ha de
erradicar no sólo en esta frontera nuestra sino a nivel
internacional. Hay que proteger y es deber del Gobierno, la
dignidad de la persona”.
En opinión der la parlamentaria ceutí, “cada ser humano ha
de vivir con los medios necesarios en su país de orígen sin
tener que emigrar dejando atrás su vida La comunidad
internacional se ha de “mojar” en adoptar las medidas
necesarias que le sean posibles en cada país y solidarizarse
con la situación de los países de donde proviene esta
inmigración ilegal”.
En la reciente comparecencia del ministro de Asuntos
exteriores en el Senado abordó temas genéricos,
reconociéndose que había aumentando el fenómeno de la
inmigración hasta niveles muy elevados.
La coincidencia es unánime sobre los mecanismos de refuerzo
de las fronteras externas a la Unión Europea, para frenar
este fenómeno que cada vez es más acuciante y genera unas
tensiones que llevan a situaciones extremas.
La presión migratoria es un fenómeno que preocupa a la Unión
Europea y que aquí, en Ceuta, se hace especialmente sensible
por nuestras connotaciones de singularidad. De ahí que
nuestra ciudad siempre sea un referente para la aplicación
de estas políticas.
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La “amenaza” de intentar luchar por un mundo mejor preocupa
a los países que sufren la presión
La inmigración es un fenómeno en
el que se conjugan, varias cuestiones: el factor humano,
ineludible en este caso, con el factor político de una
situación que se convierte en verdaderamente
sobredimensionada. La constante búsqueda de un mundo mejor,
tan legítima como la protección que han de hacer los países
para evitar las avalanchas que hacen imposible su absorción,
lleva a un desencuentro que se ve agudizado por la falta de
escrúpulos de las mafias que utilizan la trata de seres
humanos para obtener sus beneficios económicos. En este
ámbito de intereses encontrados, donde las aspiraciones
legítimas de unos se contraponen con la imposibilidad de
asumir una burbuja que puede estallarnos en cualquier
momento con su dimensión social, nos debatimos en un mundo
desarrollado, con incapacidad para aceptar unas oleadas de
inmigración espectaculares. Y es que, quiérase o no, el
mundo desarrollado no puede integrar en un fenómeno de
simbiosis al tercer mundo.
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