Es lo que me parece encontrar en
Ceuta, tras unos cuantos, muy pocos, días fuera de estos 18
kilómetros cuadrados que nos pertenecen.
Y no es que me esperara un cambio de 180 grados, tras volver
de las bajas temperaturas, de estos días, en el mismísimo
centro de la Península, pero sí que pensaba ahora, como lo
pensaba cuando me fui, que algo se podía modelar, cosa que
ni ha sucedido, ni parece muy probable que suceda.
Lo primero que nos encontramos, en estos días de movimientos
de Ceuta hacia la frontera, es que los atascos o el caos
circulatorio del Tarajal ocasiona cada vez más incomodidades
a los ceutíes y a aquellos que tras habernos visitado se
dirigen hacia el territorio marroquí.
Es posible que sea muy complicado controlar el tráfico en
esos dos o tres kilómetros pero, o no hay excesiva
diligencia en alguna parte, o se está trabajando a medio
gas, o no interesa que ese tráfico marche con fluidez.
Lo único cierto aquí es que las colas se hacen interminables
y las incomodidades, para todos, siguen ahora en 2014 las
mismas que eran en 2013 y en años anteriores.
Que las retenciones lleguen desde la frontera hasta las
cercanías de la Almadraba, no es ni lo más normal, ni lo más
potable, por lo que habrá que adoptar medidas para paliar
esa mala imagen que se sigue dando.
Y si esto ocasiona mala imagen, los tiroteos que vuelven a
aparecer, proporcionan, además de mala imagen, otras cosas
que ya se debieran haber solucionado.
Veo en la prensa de ayer viernes, día 3 de enero, que una
persona ha sido tiroteada por un encapuchado en el Príncipe.
Aquí tenemos un punto negro que estoy convencido de que le
está dando más de un dolor de cabeza al delegado del
Gobierno, que en este terreno no ha podido llevar a cabo,
todavía, aquello que, con toda su alma, hubiera deseado.
Y como si nosotros aquí no tuviéramos bastante con lo
nuestro, aparecen una serie de consejos de quienes menos
debieran hablar, en estos instantes. Me refiero al hecho de
que CiU pide la retirada de las concertinas de Ceuta y
Melilla.
En otros momentos, es posible que, CiU hubiera podido estar
legitimada para aconsejar, reclamar o incluso exigir, pero
ahora mismo, a día de hoy, con el tinglado que se traen
montado ellos, en la propia Cataluña, lo primero que
deberían hacer es solucionar constitucionalmente lo suyo,
para luego poder dar lecciones de ética o buenas costumbres,
si es que lo consideraran oportuno.
Para CiU, el alambre de cuchillas “debe ser retirado, ya que
atenta contra los derechos humanos más elementales” y habrá
que responderles a los de CiU que “lo que más atenta, en
estos momentos, contra la unidad de nuestro país, es la
serie de movimientos desestabilizadores que se están
llevando a cabo desde CiU y sus parientes o simpatizantes de
ERC, con el tan traído y llevado intento de referéndum”.
Queda claro algo, Ceuta tiene sus “porqués” en cada instante
y no es lo malo que esos “porqués” se queden aquí, en estos
dominios de 18 kilómetros cuadrados, lo peor es que, desde
fuera, se fijen, únicamente, en las cosas desagradables y no
sepan valorar aquello bueno que, también, debe existir en
estas tierras.
2014 no ha hecho nada más que comenzar, no ha traído ningún
cambio, esperemos lo que vaya siguiendo.
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