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OPINIÓN - LUNES, 30 DE DICIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Imputada
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

A nuestro alcalde no se le cae de la boca la expresión de poner la mano en el fuego por Yolanda Bel, consejera que está citada para declarar en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número Uno de Ceuta, el próximo mes, en calidad de imputada.

La señora Bel, aunque nunca se ha cortado lo más mínimo en propalar que es una rendida admiradora de las cualidades de nuestro alcalde, tanto políticas como personales, tengo entendido que en estos momentos está sumida en un mar dudas. Porque es consciente de que cada vez que su ídolo ha jugado a ser como Mucio -joven héroe romano que sí se quemó la mano hasta quedarse sin ella, en prueba de apoyo incondicional a su cometido-, terminó rajándose. Y hay pruebas varias al respecto. En suma: que la todopoderosa consejera no pensó nunca que iba a ser citada al juzgado, y menos como imputada, que nunca es plato de buen gusto.

Ahora bien, nuestro alcalde, además de darse pote, diciendo a voz en cuello que es capaz de someterse al fuego purificador, como prueba evidente de la confianza ciega que tiene en YB, ha dicho también que “la imputación es para que la consejera acuda a declarar con todas las garantías”. En efecto, pues entre ellas, que no son moco de pavo, están las de poder mentir al juez; convertirse en Belinda por un día; o bien decir que la culpa de los hechos de los que presuntamente se le acusan es de alguien que pasaba por allí una noche de verano cálida, y que ella no supo decir que no ante un personaje que le merecía toda su confianza. Cosas más raras se han visto. Ya que el imputado cuenta con el derecho a defenderse como le plazca o le indique su abogado.

Ahora bien, el quid del asunto radica en que imputar se ha convertido en los últimos tiempos en un verbo maldito. Debido a que la corrupción no cesa y muchos han sido los políticos que han ido compareciendo en los juzgados con esa calificación. Y, claro, en la sede de Génova se recomienda, o más bien se exige, que los imputados pongan su cargo a disposición del partido. Como haría cualquier político honrado, quitarse de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha.

Hasta tal extremo ha llegado la cosa, por haber en la Comunidad Valenciana imputados a granel, que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, tan dado a meterse en jardines más que nunca, anunció, meses atrás, que el Gobierno estaba preparando una modificación legal sobre la calificación del tema imputado, por la de encausado o investigado. Palabras que a él le sonaban mejor para designar a quienes se les hallaba indicios de delito o de mala acción. Y hasta puede que eche mano de cualquier eufemismo. Vaya usted a saber…

Me imagino, por tanto, que el ministro, en vista de los muchos imputados que hay actualmente en la Galicia de Alberto Núnez Feijoo, estará acelerando el proceso para erradicar un término que hace trizas, de momento, la reputación de quienes lo padecen.

Por consiguiente, no me extraña que la consejera de Presidencia, Gobernación y Empleo, Yolanda Bel, las esté pasando canutas al verse imputada por algo que a ella, sin duda alguna -lo de poner la mano en el fuego queda para nuestro alcalde-, no le habrá producido ningún beneficio. Pero en política, cuando alguien yerra, y propicia sospecha que acaba en los juzgados, lo mejor es que ponga el cargo a disposición de quien corresponda. Todo lo demás sobra. Inclusive arremeter contra los denunciantes.
 

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