El planteamiento que el presidente del Ejecutivo de la
Ciudad, Juan Vivas, hizo al ser preguntado sobre su
valoración por el recurso contra la reordenación del sector
público empresarial no fue contundente ni convincente.
El jefe del Ejecutivo ceutí solo se dedicó ayer a restar
credibilidad a los recuros presentados por dos funcionarias,
cuando la realidad es que la cualificación profesional de
ambas hace que la credibilidad que esté en juego sea la
Vivas y su Gobierno.
Los informes técnicos, tan valorados y celebrados por el
Gobierno de Vivas cuando estos le son favorables, pierden su
valor y se ponen en duda cuando dejan a nuestros dirigentes
con el ‘culo al aire’.
Cuando hay tanto en juego para los “currantes”, esta
cuestión merecía una respuesta más contundente por parte
Vivas y no aferrarse a evasivas, como si el asunto fuera un
tema menor, ya que ha provocado en los 800 trabajadores
afectados no poca inquietud, porque los contenciosos se sabe
cómo empiezan pero no cómo acaban.
Ya se conocía que los propios partidos políticos y los
sindicatos no acababan de ver claro esta remodelación,
aunque guardaron silencio por preservar los puestos de
trabajo. Algo que no parece ser el objetivo prioritario del
Gobierno, ya que desde algunos sindicatos se ha deslizado
que la verdadera preocupación de Juan Vivas son los altos
cargos y gerentes de empresas que no ganan menos de 6.000
euros mensuales en período de crisis y alguna nueva
reubicación que se está buscando para quien no puede
continuar, como hasta ahora, desempeñando un puesto para el
que no tiene la cualificación que marcan la normativa.
El desdén, la indiferencia o la pasividad, no son los
mejores aliados de quien ha de dar la cara por un numeroso
colectivo y, además, tranquilizarles con sus palabras en vez
de mirar para otro lado.
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