Las declaraciones de Yolanda Bel
de apoyo a la Policía Local son extemporáneas cuando ella
misma, como consejera de Presidencia, Gobernación y Empleo,
fue quien dio traslado de la comunicación del gerente de
Amgevicesa al superintendente, Angel Gómez. Documento en el
que se cuestionaba la profesionalidad de los agentes y su
presunta pasividad al no dar aviso a los servicios de grúa
cuando encontraban vehículos mal aparcados, imputándoles por
su actitud en la repercusión que tenía en el capítulo
recaudatorio de la mencionada empresa municipal un
comportamiento desleal.
Yolanda Bel que había dado traslado del escrito,
posiblemente, para que se emprendieran acciones contra los
policías locales, en un doble juego de hipocresía política,
sale en defensa de ellos, cuando ya dijimos en este mismo
periódico que se había provocado un enfrentamiento
perjudicial para el buen nombre y el prestigio de un Cuerpo
que presta unos servicios importantísimos de carácter social
y que busca siempre ayudar al ciudadano y no asfixiarlo
económicamente con multas a diestro y siniestro con un afán
recaudatorio que es lo que viene demostrando este Gobierno
(salvo en época electoral, cuando se dan órdenes expresas de
no molestar al votante).
El comportamiento de Yolanda Bel es síntoma inequívoco de la
doble moral que adorna a muchos políticos: alternar el palo
con la zanahoria, es decir, dar una de cal y otra de arena,
en una operación de despiste en la que se muestra defensora
de los agentes policiales pero sin haber intercedido por
ellos y sin defenderles ante un gerente de empresa municipal
que, según indica, precisa de recaudaciones por multas, para
cubrir el presupuesto anual. Un disparate increíble.
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