Tenía escrito un artículo
optimista. Me apetecía mandar un mensaje positivo por
Navidad, pero me lo han fastidiado. Lo tenía escrito desde
el jueves, pero cuando me desperté el viernes me enteré de
que el régimen talibán había dado el visto bueno a una ley
antiaborto. Perdón, el subconsciente me traiciona. Quería
decir que el Gobierno de España había aprobado el
anteproyecto de Ley Orgánica “para la protección de la vida
del concebido y de los derechos de la mujer embarazada”.
Precioso título. Desde luego, estos tíos ya le chafan a uno
hasta las buenas intenciones.
Si el anteproyecto pasa la votación en el Congreso, sólo
será legal abortar en los siguientes casos: violación,
fuerte riesgo de muerte para la embarazada o malformaciones
que hagan inviable al embrión o supongan fuertes trastornos
psicológicos para la madre. Sinceramente, hay algo que no
alcanzo a comprender. Se supone que los “pro-vida”, los que
están en contra del aborto, consideran que abortar es matar.
Es decir, comprenden que pueda ser “incómodo” estar obligada
a ser madre, pero que el pobre nonato no tiene culpa de nada
y tiene derecho a no ser cruelmente asesinado. Pues
partiendo de esta base, yo diría que no tiene mucho sentido
permitir ciertos casos en los que sí es legal abortar o, en
su idioma, en los que sí es legal “matar”. Si la mujer es
violada, ¿es ético matar al crío? Yo propongo algo mejor
para curarnos realmente en salud, no vaya a ser que por poco
precavidos nos ganemos a pulso una eternidad ardiendo en las
llamas del infierno. Propongo que, en lugar de la
concepción, consideremos al espermatozoide como el inicio de
la vida. Propongo ilegalizar la masturbación masculina, por
si acaso. No está bien eso de tirar tantas criaturitas por
el retrete cada vez que a uno le da un calentón. Además,
puedes quedarte ciego.
Bromas aparte, es evidente que esta ley es un regalo para la
Iglesia y los sectores más reaccionarios del Partido
Popular. Saben que el aborto no es asesinato, pero tienen
que tener contentos a los suyos, aunque esto suponga llevar
a cabo un indiscriminado ataque contra las mujeres,
particularmente, contra las de menor nivel adquisitivo. El
PSOE pretende que la votación en las Cortes sea secreta para
así apelar a la “conciencia” de las diputadas del PP. Es
absurdo. Las diputadas del Partido Popular votarán SÍ a esta
nueva ley, por mucho que la votación sea secreta. Ellas no
tienen problemas. Si desean abortar o que sus hijas aborten
tienen pasta para pirarse unos días al extranjero y meterse
en faena. En cambio, las pobres se tendrán que joder.
¿Quiere decir esto que no abortarán? Hombre, algunas se
conformarán y, contra su voluntad, continuarán con el
embarazo, pero otras, la gran mayoría, sí que pretenderán
abortar. Sólo que lo harán de forma ilegal, en lugares
insalubres, corriendo fuertes riesgos y sin ningún tipo de
garantía. Como en el franquismo y los primeros años de la
democracia, muchas de las hijas de la clase obrera morirán
en los improvisados quirófanos de las clínicas abortivas
clandestinas. Es de locos.
El Partido Popular debería aprender de Pepe Mujica, el
Presidente de Uruguay. Este señor, por convicciones morales,
se declara antiabortista. Sin embargo, es el dirigente que
ha legalizado el aborto en su país. ¿Por qué? Porque no es
imbécil y tiene decencia. Sabe que prohibirlo sólo trae
desgracia, muerte de mujeres y vidas arruinadas. Tiene
sentido de estado. Tiene dos dedos de frente y no es un
talibán.
|