A pesar de la falta de
sensibilidad y humanidad del tirano Gobierno del PP de
Mariano Rajoy y de su justiciero ministro Alberto Ruiz
Gallardón. Como “lo cortés no quita lo valiente”, soy muy
solidario con él, como consecuencias de las dos costillas
que se rompió recientemente en un accidente doméstico.
Creyéndome a pies juntillas que dicha avería, se la
produjera realizando tareas domésticas, porque lo que diga
el Gobierno o algunos de sus miembros es palabra de buena
ley. Estando claro, por tanto, que este progre de la derecha
española gobernante, realiza tareas domésticas como pueden
ser: regar las plantas, tirar la basura o sacar a sus perros
a pasear por las noches a la luz de la luna.
La noticia me compungió tanto, hasta el punto, que ya no
tengo más lágrimas para derramar. Deseando que los oradores
fachistas hagan lo propio por la pronta recuperación de su
ministro. Porque después de haber engendrado la ley del
aborto, las tasas judiciales... Gallardón ha querido pasar
las navidades de penitente cuarentena con dos costillas
rotas.
¡Qué lástima!, tendré que esperar hasta el sorteo de “El
Niño” del año 2014, `por si puedo celebrar algo, porque
todas las noticias que he recibido del Gobierno estatal del
PP de Mariano Rajoy, y de sus desentonados flautistas
durante el año 2013 y el anterior, han sido negativas para
los intereses generales del pueblo español.
Siendo obvio, que no me alegre del accidente sufrido por el
ministro, porque un tropezón lo puede tener cualquiera. Y
más, a cierta edad que blandeamos de los cuartos traseros
como la burra ‘Tomasa’ de mi compadre el “Tío Pericón”
cuando está en celo enrruchá. Por ello, al ser sensible con
el mal ajeno, siempre he compartido el dolor de los demás.
De igual forma, como lo comparte el Gobierno estatal del PP
con el pueblo español. Aunque, siempre hay excepciones que
rompen las reglas cívicas y morales, como fue el caso de la
hija pepona del presunto delincuente Carlos Fabra, la que en
cierta ocasión baboseó en el Congreso “¡que se jodan!”.
Servidor, en esta tribuna, no desea babosear ni joder a
nadie, porque nada más enterarme de la fatal noticia del
accidente. Debido a las horas que debió esperar en urgencias
para ser atendido por los facultativos de guardia, y si hubo
esparadrapo suficiente para sujetarle el pecho de lata para
que no se le movieran los costillajes, debió pasar Gallardón
un calvario, como el que está sufriendo los españolitos de a
pie, con la cruz a cuesta que tienen que arrastrar con los
impuestos… del Gobierno del PP. Aunque, cabe la posibilidad,
de que Gallardón haya querido emular al Borbón Juan Carlos I
resbalándose y hocicándose contra el suelo. Pero como los
del PP son tan duro de roer, después de ser aliñado
Gallardón, apareció públicamente con su famélico semblante y
tupidas cejas, no con una muleta sino con dos, dando sus
primeros muletazos.
Espero y deseo que, los inspectores de trabajo no le
apliquen la ley laboral como se la aplican a los curritos de
pie cuando sufren cualquier accidente, haciéndolos
incorporarse al trabajo a pesar de no encontrarse algunos
totalmente recuperados. Ni que tampoco le descuenten nada de
su sueldo, dietas, pluses, pagas extras, vacaciones… Y si
tiene que guardar reposo absoluto, que lo guarde, porque
tiene muchos asesores como para molestarlo en tales
circunstancias. Consecuentemente, si tiene que hacer una
comparecencia para indultar a un kamikaze del volante o de
la política, que la haga a través de un plasma, como las
hacía su líder del espíritu nacional político español,
Mariano Rajoy.
Hay que agradecer que el tropezón de Gallardón no haya
tenido peores consecuencias. Porque los meapilas dicen que
“Dios premia a los buenos y castiga a los malos”. Por ello,
si hubiera sufrido ese accidente un rojo mierdoso, se
hubiera roto hasta el Himno de Riego y la Internacional
Socialista. Y como las costillas rotas duelen tanto o más
que un cólico nefrítico o que la factura de la luz con la
nueva subida. A Gallardón le recomiendo, si no lo ha hecho
ya, que se cambie de cama, porque en cualquier movimiento de
rotación o de traslación, por simpatía de su parienta en el
catre, le moverá la caja de cambio y le rascará las marchas
traseras de sus costillares. También debe cuidar de no
constiparse para evitar estornudar. Y si tiene mucosidad,
deberá esputar disimuladamente los ‘gallardonitos’ verdes
antidemocráticos que tenga en sus tripas.
En caso de que el asunto se le complique, que lo manden al
Senado, para que pase allí los años que le queden de vida
política. Pero si eso no cuaja, que lo propongan para
jubilación, pero que no se les ocurra tramitarle los papeles
como si el accidente hubiera sido en acto de servicios,
porque todo se sabe. Aunque, si los pillan, es probable que
no les pase absolutamente nada al estar aforados.
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