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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 18 DE DICIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / DESDE LA OTRA ORILLA

Gallardón se rompe dos costillas
 


José Salguero Duarte
opinion@elpueblodeceuta.com

 

A pesar de la falta de sensibilidad y humanidad del tirano Gobierno del PP de Mariano Rajoy y de su justiciero ministro Alberto Ruiz Gallardón. Como “lo cortés no quita lo valiente”, soy muy solidario con él, como consecuencias de las dos costillas que se rompió recientemente en un accidente doméstico. Creyéndome a pies juntillas que dicha avería, se la produjera realizando tareas domésticas, porque lo que diga el Gobierno o algunos de sus miembros es palabra de buena ley. Estando claro, por tanto, que este progre de la derecha española gobernante, realiza tareas domésticas como pueden ser: regar las plantas, tirar la basura o sacar a sus perros a pasear por las noches a la luz de la luna.

La noticia me compungió tanto, hasta el punto, que ya no tengo más lágrimas para derramar. Deseando que los oradores fachistas hagan lo propio por la pronta recuperación de su ministro. Porque después de haber engendrado la ley del aborto, las tasas judiciales... Gallardón ha querido pasar las navidades de penitente cuarentena con dos costillas rotas.

¡Qué lástima!, tendré que esperar hasta el sorteo de “El Niño” del año 2014, `por si puedo celebrar algo, porque todas las noticias que he recibido del Gobierno estatal del PP de Mariano Rajoy, y de sus desentonados flautistas durante el año 2013 y el anterior, han sido negativas para los intereses generales del pueblo español.

Siendo obvio, que no me alegre del accidente sufrido por el ministro, porque un tropezón lo puede tener cualquiera. Y más, a cierta edad que blandeamos de los cuartos traseros como la burra ‘Tomasa’ de mi compadre el “Tío Pericón” cuando está en celo enrruchá. Por ello, al ser sensible con el mal ajeno, siempre he compartido el dolor de los demás. De igual forma, como lo comparte el Gobierno estatal del PP con el pueblo español. Aunque, siempre hay excepciones que rompen las reglas cívicas y morales, como fue el caso de la hija pepona del presunto delincuente Carlos Fabra, la que en cierta ocasión baboseó en el Congreso “¡que se jodan!”.

Servidor, en esta tribuna, no desea babosear ni joder a nadie, porque nada más enterarme de la fatal noticia del accidente. Debido a las horas que debió esperar en urgencias para ser atendido por los facultativos de guardia, y si hubo esparadrapo suficiente para sujetarle el pecho de lata para que no se le movieran los costillajes, debió pasar Gallardón un calvario, como el que está sufriendo los españolitos de a pie, con la cruz a cuesta que tienen que arrastrar con los impuestos… del Gobierno del PP. Aunque, cabe la posibilidad, de que Gallardón haya querido emular al Borbón Juan Carlos I resbalándose y hocicándose contra el suelo. Pero como los del PP son tan duro de roer, después de ser aliñado Gallardón, apareció públicamente con su famélico semblante y tupidas cejas, no con una muleta sino con dos, dando sus primeros muletazos.

Espero y deseo que, los inspectores de trabajo no le apliquen la ley laboral como se la aplican a los curritos de pie cuando sufren cualquier accidente, haciéndolos incorporarse al trabajo a pesar de no encontrarse algunos totalmente recuperados. Ni que tampoco le descuenten nada de su sueldo, dietas, pluses, pagas extras, vacaciones… Y si tiene que guardar reposo absoluto, que lo guarde, porque tiene muchos asesores como para molestarlo en tales circunstancias. Consecuentemente, si tiene que hacer una comparecencia para indultar a un kamikaze del volante o de la política, que la haga a través de un plasma, como las hacía su líder del espíritu nacional político español, Mariano Rajoy.

Hay que agradecer que el tropezón de Gallardón no haya tenido peores consecuencias. Porque los meapilas dicen que “Dios premia a los buenos y castiga a los malos”. Por ello, si hubiera sufrido ese accidente un rojo mierdoso, se hubiera roto hasta el Himno de Riego y la Internacional Socialista. Y como las costillas rotas duelen tanto o más que un cólico nefrítico o que la factura de la luz con la nueva subida. A Gallardón le recomiendo, si no lo ha hecho ya, que se cambie de cama, porque en cualquier movimiento de rotación o de traslación, por simpatía de su parienta en el catre, le moverá la caja de cambio y le rascará las marchas traseras de sus costillares. También debe cuidar de no constiparse para evitar estornudar. Y si tiene mucosidad, deberá esputar disimuladamente los ‘gallardonitos’ verdes antidemocráticos que tenga en sus tripas.

En caso de que el asunto se le complique, que lo manden al Senado, para que pase allí los años que le queden de vida política. Pero si eso no cuaja, que lo propongan para jubilación, pero que no se les ocurra tramitarle los papeles como si el accidente hubiera sido en acto de servicios, porque todo se sabe. Aunque, si los pillan, es probable que no les pase absolutamente nada al estar aforados.
 

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